Aríztegui dice que «no hubo voluntad masoquista» de asfixiar a la CAM

madrid / la voz

ECONOMÍA

Defendió la actuación del Banco de España, negando que se interviniera por cuestiones políticas, lo que calificó de «fantasías» y «leyendas urbanas»

09 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Lo ocurrido en las tripas de las antiguas cajas de ahorro que acabaron nacionalizadas sigue sometido a escrutinio en los parlamentos autonómicos. Ayer fue el turno del exsubgobernador del Banco de España y expresidente de la comisión rectora del FROB Francisco Javier Aríztegui, que compareció ante la comisión de Les Corts que investiga la intervención de la CAM por el supervisor, mientras que en Cataluña, en idéntico foro y sobre el caso de CatalunyaBanc, fueron el expresidente de la entidad, Adolf Todó, y el exconsejero delegado, Jaume Masana, quienes se personaron.

Respecto al hundimiento de la CAM -máximo exponente de la sobreexposición financiera a la burbuja inmobiliaria-, Aríztegui defendió la actuación del Banco de España, negando que se interviniera por cuestiones políticas, lo que calificó de «fantasías» y «leyendas urbanas». Aseguró también que «no hubo ninguna voluntad masoquista de asfixiarla», sino todo lo contrario. «No hubo un proceso de expolio», dijo, insistiendo en que se trató de apoyarla para conseguir su estabilidad financiera.

El exsubgobernador recordó ante los parlamentarios que comparecía bajo el apercibimiento de incurrir en un delito de desobediencia si no lo hacía, y con las exigencias de guardar secreto por parte del Banco de España y del FROB.

«Difícil digestión»

Aríztegui acusó a la dirección de la caja de no haber sido «suficientemente proactiva» en la búsqueda de solución para los problemas de la entidad, que en el 2009 ya eran de «difícil digestión», y manifestó que había «arrastrado los pues» en la negociación del SIP que habría propiciado la llegada de capital del FROB a la CAM, pero que no llegó a ver la luz. Al respecto de este mecanismo, matizó que el Banco de España no había podido autorizarlo o desautorizarlo porque no se materializó.

Insistió en que a finales del 2009 se sabía que la entidad tenía problemas, pero también capacidad para resolverlo por su cuenta, aunque la dirección acabó «tirando la toalla» y pidiendo la intervención, tras agotar todas las alternativas y para evitar «el colapso».

Pese a la defensa de la actuación del Banco de España hecha por Aríztegui, le llovieron las críticas desde los escaños.

Paralelamente, en la comisión del Parlament catalán para esclarecer la caída de Caixacatalunya, el hasta mayo presidente de CatalunyaBanc, Adolf Todó, atribuyó su destitución y la del consejero delegado, Jaume Masana, por parte del FROB, al «total desacuerdo» que ambos manifestaron con la decisión de posponer la venta de la entidad financiera.

Todó, que fue increpado por preferentistas antes de entrar en la sala, aseguró que los dos sostenían que paralizar la subasta tendría un «coste más elevado para los contribuyentes».