Montoro sugiere que subirá los impuestos del alcohol y el tabaco

Amparo Estrada / Colpisa

ECONOMÍA

El ministro, que se muestra optimista sobre la situación económica del país, asegura que no se gravarán más los hidrocarburos

17 jun 2013 . Actualizado a las 23:02 h.

Los impuestos se han convertido en el nuevo campo de batalla de la política económica del Gobierno. Bruselas presiona al presidente Mariano Rajoy para que quite el tipo superreducido de IVA a algunos productos; el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, critica al Ejecutivo porque ha cogido el camino «fácil» de la subida de impuestos para ajustar el déficit; al Partido Popular le escuece que se recuerde que han subido los impuestos incumpliendo el programa electoral. Y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, intenta cambiar esa percepción. Pero, por ahora, y a pesar de los anuncios difusos de que antes de que acabe la legislatura se bajarán los impuestos, lo único claro es que, en el corto plazo, se volverán a subir algunos tributos. En concreto, los impuestos especiales de tabaco y alcohol (no el vino ni la cerveza para no perjudicar al sector de la hostelería). Estos planes del Gobierno volvieron a ser puestos sobre la mesa por su responsable más directo, el ministro de Hacienda.

Montoro aseguró este lunes que los impuestos especiales sobre hidrocarburos no se subirán, pero sí otros. «Seguimos en el mismo proyecto, no gravar más el consumo de hidrocarburos y gravar otros productos que tienen externalidades negativas», señaló Montoro en la inauguración del curso «Competitividad y Marca España» que organiza la APIE (Asociación de Periodistas de Información Económica) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo en Santander. ¿Qué productos con impuestos especiales provocan efectos negativos? La respuesta es obvia: el tabaco y el alcohol.

Mientras, las organizaciones representativas del comercio, la distribución, el sector agroalimentario, el turismo y la hostelería se han apresurado a advertir a la Comisión Europea del impacto negativo que tendría cualquier revisión de los tipos de IVA que afecten a los bienes de consumo, especialmente a los productos y alimentos básicos de la cesta de la compra, porque dificultaría la recuperación económica. El comisario europeo Joaquín Almunia señaló la semana pasada que en muchos productos con el tipo superreducido de IVA no tenía sentido mantenerlo. Este lunes, las patronales sectoriales mostraron su apoyo a «la decisión del presidente del Gobierno de no incrementar el IVA». También el ministro de Industria defendió que no se suba el IVA al turismo.

El ministro se muestra optimista

Aparte de eso, la resistencia del Ejecutivo a incrementar la presión fiscal sobre la gasolina o el gasóleo se debe a que cualquier aumento repercute en un incremento de precios de los productos transportados y, por tanto, de la inflación. Y nos encontramos en un momento en que vamos a ver tasas de inflación tan bajas que son «desconocidas» en nuestra historia, según anticipó el ministro de Hacienda.

Una inflación baja y una salida de la crisis que ya se está produciendo.

Dos elementos positivos anunciados este lunes por Montoro, que se mostró claramente optimista sobre la situación económica. En el segundo trimestre de este año -es decir, ya- se producirá «una clara inflexión de nuestra economía». Y ese optimismo «no es por estar en el Gobierno», sino porque España no es la de hace quince años y ahora está mucho mejor en PIB per cápita (el doble que en 1995) o en inversión exterior, por ejemplo.

El presidente del BBVA, Francisco González, que también participaba en el curso en Santander, coincidió con el ministro en el mensaje. «Nos encontramos en el principio del final de la crisis», dijo, fruto de las medidas «duras pero indispensables para el control del déficit, la flexibilización de los mercados y el saneamiento del sector financiero». El presidente del BBVA alabó la reforma laboral, aunque reclamó al Gobierno «medidas adicionales» para impulsar la competencia y la creación de empresas.

Para Montoro, España ya «está saliendo de la crisis» por la mejora de la balanza por cuenta corriente, el acceso a los mercados internacionales y la reducción de la inflación. Y todo ello reduciendo el déficit público.

Durante su intervención, Montoro defendió que dos terceras partes del ajuste se han realizado mediante el recorte de gastos y sólo una tercera parte con los ingresos impositivos. Bien es cierto que el recorte de gasto de 19.595 millones en 2012 básicamente ha consistido en la reducción de la inversión (12.545 millones de euros) y de los salarios de los funcionarios (7.463 millones menos), mientras que una parte importante de la no subida de ingresos impositivos se ha producido por la caída de cotizaciones sociales al aumentar el paro.

Montoro se vanaglorió de que España ha sido la que ha realizado un ajuste en déficit estructural más grande, sólo comparable al de Grecia, dureza que en su caso se explica por el rescate y la intervención de la troika.