La flota de Gran Sol calcula que agotará las cuotas en septiembre

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Las medidas para aliviar el veto a los descartes no cubren 10.000 toneladas

17 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La ministra de Pesca y de Costas de Noruega, Lisbeth Berg-Hansen, estuvo en España a principios de la semana pasada para promocionar aquí los productos de su tierra. En su gira por la capital, que incluyó un encuentro con el ministro de Agricultura -sus competencias en pesca no están visibles en la denominación de su cargo-, Berg-Hansen aseguró que la «única solución» para mantener los caladeros es imponer medidas contra los descartes, aquellas capturas que se devuelven muertas al mar por su pequeño tamaño, escaso valor comercial o falta de cuota. Y explicó que cuando se implantó la prohibición en Noruega, el sector «comprendió que era lo más inteligente, porque los peces pequeños y medianos que se tiran al agua son pan para hoy y hambre para mañana», recogió Efe.

No es tan comprensivo el sector pesquero gallego que ve el hambre para hoy y también para pasado mañana. Las medidas de flexibilización a esa obligación generalizada de desembarque pactadas en el último Consejo de Ministros de Pesca no son suficientes para la flota gallega de arrastre de litoral y, especialmente, la que trabaja con esa modalidad en Gran Sol. «Si ahora las empresas van escalonando para llegar con cuota a noviembre o diciembre, si los descartes se contabilizan contra los cupos de merluza, rape y gallo, ya no habrá posibilidades de pesca en agosto o, como mucho, septiembre», señaló José Ramón Fuertes, gerente de la Cooperativa de Armadores de Vigo. Y es que, según los cálculos del sector, las medidas de flexibilidad aprobadas no son suficientes para cubrir entre 10.000 y 11.000 toneladas anuales.

Aparte de que las cuotas de que dispone España no llegan apenas para mantenerse todo el año en el caladero, tampoco ayuda que se pueda descontar contra el cupo de las principales especies un 10 % de otras variedades de pescado de las que España no tiene cuota, como el bacalao, eglefino, merlán o carbonero, pues las capturas de esas especies superan ese porcentaje.

Comercialización

Claro que a partir de la obligación de desembarque de todas las capturas esas especies podrán comercializarse, pero eso no consuela a la flota, pues considera que tienen «peor mercado y peor venta» que las especies tradicionales.

Desde la Cooperativa de Armadores de Vigo defienden que ese problema se solventaría, al menos en parte, permitiendo cuotas de by-catch; esto es, capturas incidentales. No es ninguna medida extraña ni desconocida para la flota, puesto que es un sistema que funciona en caladeros como los de la NAFO (Organización de Pesquerías del Atlántico Norte), de los que la Unión Europea (UE) es parte contratante.

En esa área se permite un determinado porcentaje de capturas de especies sin cuota y, si se sobrepasa la proporción fijada, es obligatorio cambiar de zona de pesca.