El único banco suizo a distancia se custodia en un búnker gallego

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Gustavo Rivas

NCG controla desde A Coruña una entidad con 15.000 clientes blindados

03 mar 2013 . Actualizado a las 11:48 h.

El plan de ajuste y vuelta al negocio tradicional de Novagalicia Banco supone un cierre progresivo de más de 220 sucursales en apenas dos años para centrarse exclusivamente en el noroeste: Galicia, Asturias y León. Fuera de esos territorios podrá mantener una oficina en Madrid, otra en Barcelona, una más en Bilbao... Y una cuarta en Ginebra, ciudad símbolo de la opulencia económica planetaria. NCG presta en esa urbe suiza un servicio financiero propio, que opera con su ficha bancaria, pero cuyos datos se almacenan en A Coruña, en un pequeño búnker de apenas 6 metros cuadrados identificado con una bandera roja con una cruz blanca en el centro; la enseña nacional de ese pequeño país.

Ese receptáculo blindado es una anomalía en la banca española y europea. Es el único que se maneja a distancia. Las autoridades suizas obligan a las entidades financieras a que los datos de todos los clientes estén registrados dentro de su propio país, para preservar el secreto bancario del que presume. Secreto bancario que se presta a todo tipo de artimañas (blanqueo o fraudes), y que solo se levanta si lo solicita un país por motivos judiciales. Y esto sucede desde hace apenas un mes.

El caso de NCG en Ginebra es infrecuente porque, a diferencia de lo que hacen otras grandes corporaciones centradas en los grandes patrimonios, lo suyo no es banca privada. Es comercial, a pequeña escala, lo que se llama retail. «Atendemos a la colectividad gallega en ese país, la que estuvo en el pasado y se ha quedado, y la que ahora está volviendo a emigrar», explica José Manuel Valiño, responsable del área tecnológica de Novagalicia. En total, suman unos 15.000 clientes, según datos del banco. Sus movimientos, saldos, operaciones... Toda la memoria de esa división de NCG se guarda en un servidor informático en territorio gallego porque el Banco de España y las autoridades suizas así lo permitieron. Hicieron una excepción dadas las características de NCG (un pequeño banco local, comparado con otros que operan en el país), y valorando que de esta manera se ahorra un buen pellizco la entidad nacionalizada.

El recinto, dentro de un edificio del polígono industrial de Pocomaco, tiene sus peculiaridades. Se encuentra en un local con la temperatura bastante baja al que se accede con una tarjeta específica. Está junto al resto de los servidores informáticos que sirven al banco. Es decir, donde están los registros de unos tres millones de clientes, procesando miles de datos por segundo. A diferencia del recinto con la bandera roja y blanca, estas torres de procesamiento de datos no tienen una protección especial. Pero sí una réplica en el sótano de la sede central del banco en A Coruña, por si algo falla.

Bajo control especial

El enrejado que separa al banco de Ginebra del resto solo se pueden abrir con una llave especial que se guarda en una caja fuerte, de acceso muy restringido. Y en el momento que se accede, las autoridades suizas reciben un aviso directo. Además, regularmente (una vez al año, o cada 18 meses), un supervisor del sistema bancario de Ginebra acude hasta Pocomaco para comprobar qué entradas ha habido, qué consultas se han producido, por parte de quién... Todo un complejo sistema, pero necesario si se quiere mantener esa pica en suelo gallego.