Tenía de nuevo cita ayer el Tesoro italiano con los inversores. Y, de las importantes. Ponía a la venta bonos a diez años. Esos que se emplean para calcular la prima de riesgo. Salió airoso. Tuvo que pagar más para financiarse, sí, pero colocó el máximo previsto: 6.500 millones de euros en títulos a cinco y diez años. Conclusión: pese a lo incierto de su gobernabilidad, Italia no tiene problemas para colocar su deuda. En concreto, adjudicó 4.000 millones de euros en bonos a diez años a un interés del 4,83 %, frente al 4,17 % de la subasta anterior (el 30 de enero) y otros 2.500 millones de euros en bonos a 5 años, con una rentabilidad del 3,59 %, frente al 2,94 % anterior. Pero la ratio de demanda resultó superior a la de la anterior puja, de 1,6 veces, frente a 1,3.
Con ese dato sobre la mesa, la prima de riesgo italiana bajó nueve puntos, hasta los 336; y la española, que contaba también con la cifra de déficit anunciada en el Congreso por Rajoy, retrocedió 14, hasta los 378.
Las bolsas también consiguieron sobreponerse al susto del martes. En casa, el Ibex 35 mejoró un 1,95 % y cerró por encima de los 8.100 puntos. Mientras, el principal indicador de la Bolsa de Milán recuperaba un 1,77 %, tras el fuerte varapalo encajado la víspera tras conocer los resultados electorales.