La crisis del eólico arrasó seis plantas en Ferrolterra

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

La paralización del sector destruyó unos 1.500 empleos en cinco años

28 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La caída de la demanda interna, la crisis económica, la paralización de las adjudicaciones de megavatios y los bailes regulatorios han sido el cóctel explosivo que ha dinamitado el sector eólico en Galicia, y muy especialmente en Ferrolterra, durante años la capital industrial de este mercado. La decisión de la multinacional Alstom de cerrar su fábrica de As Somozas y su centro logístico de Narón, para deslocalizar la producción y llevarla a Navarra, es el último golpe a un sector que ha destruido alrededor de 1.500 puestos de trabajo directos en el último lustro, además de repercutir sobre los inducidos.

En la comarca ferrolana se llegaron a fabricar todo tipo de componentes para los aerogeneradores, como aspas, góndolas, torres y sistemas eléctricos y electrónicos, pero la paralización del sector ha traído consigo expedientes de regulación de empleo a las plantillas, primero, y cierres y deslocalizaciones, después.

Con fábricas en Ferrol, Narón, As Pontes y As Somozas, el eólico llegó a ostentar en la comarca el 20 % de todas las plantas del país, con un impacto directo sobre unos 4.500 puestos de trabajo, pero todas, a excepción de Gamesa, han cerrado o se han quedado sin actividad para el sector. La de la eólica vasca ha adelgazado su plantilla ­-que ahora está afectada por un ERE temporal- y su producción, aunque ha elegido As Somozas para fabricar su nuevo modelo de pala, lo que dio oxígeno a sus trabajadores.

Íñigo Muniozguren, secretario general de la Asociación Eólica de Galicia, aseguró que la liquidación del sector es fruto de una aplicación de «políticas equivocadas tanto a nivel nacional como local» y admitió que la coyuntura actual indica que la industria «aún no ha tocado fondo». Explica que las plantas se trasladan porque han subsistido produciendo solo para la exportación y «no tiene sentido fabricar en Galicia para instalar en México o Uruguay». Además, lamentó que pese a las advertencias del declive del sector, las Administraciones no hayan sabido mantener la capacidad industrial, tecnológica y productivo de su eólico.