Hace algunos años, una huelga como la de ayer hubiera generado un auténtico caos en el aeródromo compostelano de Lavacolla. Pero Iberia hace ya tiempo que se marchó del aeropuerto santiagués, cuya oferta está ahora en manos de las low cost, especialmente de la aerolínea irlandesa Ryanair, que tiene más de la mitad del mercado.
Así las cosas, la mañana discurrió con total normalidad, salvo una protesta de una veintena de trabajadores con que Iberia cuenta en Lavacolla. De hecho, el primero de los cinco días de paro se saldó con un par de vuelos cancelados. Uno de ellos fue el que opera Iberia Express, que sale de Madrid a las 14.30 y retorna desde la capital gallega rumbo la española a las 16.35. En total, 120 pasajeros afectados, muchos de los cuales conocían con antelación la cancelación del vuelo.
Para la jornada de hoy está prevista la supresión de los enlaces de Air Nostrum con Bilbao y con Madrid, y otros dos que opera Vueling con Barcelona e Iberia Express con Madrid.
A las diez y media de la mañana, el aspecto que presentaba el aeropuerto de Lavacolla ayer era similar al de una jornada cualquiera, con las salidas y llegadas de sendos vuelos de la compañía Ryanair. Pero, poco tiempo antes se había producido la segunda de las incidencias de la jornada, con la cancelación del enlace de Vueling con Barcelona, cuya salida estaba prevista para las 9.50 horas. Algunos de los pasajeros, que entendían que la huelga era solo de los vuelos operados por Iberia, se dirigieron hasta el mostrador de Vueling a presentar sus respectivas reclamaciones.
Muchos se quejaron de no haber recibido información de la compañía relativa a la supresión del vuelo a Barcelona ni por correo electrónico ni a través del teléfono móvil.