El campo gallego perdió en 3 años casi 10.000 empleos

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

Arias Cañete sorprende al sector agroganadero de Galicia al afirmar que el medio rural tiene un gran futuro por delante

31 oct 2012 . Actualizado a las 18:51 h.

Mientras los zarpazos de la crisis se sienten con mayor intensidad, desde la Moncloa parecen haber emprendido una intensa campaña para levantar los ánimos. Fátima Báñez aseguró hace dos días que se está saliendo del túnel justo cuando acaba de ver la luz una tasa de paro del 25 %, récord de la democracia. Y Arias Cañete, ministro de Agricultura, sorprendió ayer al sector agroganadero de la comunidad al asegurar en declaraciones a TVE que «el campo español tiene ante sí un futuro espectacular».

Realmente, el ministro se refería a las industrias agroalimentarias y al ritmo exportador que demuestran algunos productos como el vino, el aceite o la carne. Pero en Galicia, lejos de vislumbrar un horizonte despejado, la tendencia indica todo lo contrario. Los últimos datos hechos públicos por la encuesta de población activa (EPA) revelan que el campo gallego, en apenas tres años, ha perdido casi 10.000 ocupados. De los 68.700 que contaba en el tercer trimestre del 2009 se ha pasado a 59.000 contabilizados este pasado mes de septiembre. Hace poco más de una década, el medio rural de la comunidad empleaba a unas 100.000 personas. Es decir, que si se mantuviese el nivel de destrucción de ocupados en el campo de los últimos lustros, en diez o quince años no habría nadie trabajando en Galicia en los subsectores agroganadero o forestal. Las poco más de 10.000 explotaciones lácteas que quedan en la comunidad tienen ante sí un futuro desalentador. Pero el drama del medio rural gallego no solo se explica por una galopante crisis de rentabilidad -el 80 % de la producción cárnica se hace en zonas desfavorecidas de montaña, que han visto reducidas las ayudas un 30 %, según UU. AA.- sino por una enorme crisis demográfica. No existe ni un solo dato poblacional que invite a pensar que el campo gallego tiene un futuro espectacular. Más bien al contrario.