El puesto quedará vacante tras la jubilación de Mervyn King, en junio de 2013
16 sep 2012 . Actualizado a las 04:49 h.Si algún lector está buscando alguna oposición a la que presentarse, quizá debería echar un ojo al concurso que ha puesto en marcha el Banco de Inglaterra. En un alarde de supuesta transparencia, la máxima insitución bancaria del Reino Unido ha sacado a concurso el puesto de Gobernador. El actual dirigente, Mervyn King, se jubilará en junio de 2013, por lo que la plaza quedará vacante.
«El nuevo Gobernador (o Gobernadora) liderará el banco de cara a importantes reformas con el fin de salvaguardar la estabilidad del sistema financiero británico», afirma la convocatoria, publicada en diversos medios de comunicación, como The Economist. «El candidato escogido, que representará a la institución en importantes foros como el G-7 o el G-20, debe demostrar que puede liderar, influenciar y gestionar con éxito las responsabilidades del banco, inspirando confianza y credibilidad tanto dentro de la institución como en los mercados financieros».
¿Cuáles son los requisitos? Aquí es cuando se difumina la esperanza de muchos. «El aspirante debe haber tenido experiencia laboral al más alto nivel en un banco central o institución similar. Deberá demostrar habilidades de liderazgo, gestión y política, un profundo conocimiento de los mercados financieros», se dice en el texto. Sin embargo, en la convocatoria no se hace referencia alguna al sueldo del dirigente.
El plazo para presentar las solicitudes se cerrará el 8 de octubre. Muchos británicos, en tono de broma, ya han enviado su candidatura. Cómo no, ya han surgido apuestas para ver quién será el próximo Gobernador. Entre los candidatos «serios», destacan los economistas Adair Turner y Gus O´Donnell. Solo una mujer, Kate Barker, aparece en las quinielas. También entran en las apuestas otros candidatos más «improbables», como el exprimer ministro Gordon Brown, el ex entrenador del Tottenham, Harry Redknapp, o el banquero Fred Goodwin, al que le fue retirado el título de «Sir» por su nefasta gestión en el Royal Bank of Scotland al principio de la crisis.