Galicia perdió el 65 % de sus granjas lecheras durante la última década

Xoán Ramón Alvite Alvite
xoán ramón alvite REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Álvaro Ballesteros

La crisis y la falta de relevo generacional, causas de la desaparición de las explotaciones

13 sep 2012 . Actualizado a las 17:48 h.

La producción láctea ha sufrido la reconversión más dura que haya padecido ningún sector económico en Galicia durante el último cuarto de siglo. A día de hoy, continúan en activo poco más de 11.000 explotaciones, únicamente una de cada tres de la que había registradas en el año 2001. La falta de relevo generacional, la incapacidad para modernizarse y dimensionarse convenientemente y, sobre todo, la falta de rentabilidad parecen ser las principales causas que justifican el hecho de que más de 20.000 ganaderías lácteas se hayan quedado por el camino durante la última década.

Lejos de frenar o ralentizarse, la sangría en el sector continúa activa y amenaza con un cierre masivo e histórico de explotaciones si no se produce, de forma inmediata, un giro brusco en la difícil coyuntura económica que padecen, a día de hoy, los granjeros gallegos.

La escasa evolución de las cotizaciones de la leche en origen, similares a las que se daban hace casi 20 años, unido al incremento de cerca del 60 % experimentado por los costes de producción en este mismo período, provocan que la mayoría de las ganaderías se muevan en unos umbrales de rentabilidad históricamente bajos o incluso inexistentes. Circunstancia que está dando lugar a que cada vez más productores se planteen muy seriamente el echar el cierre como única solución ante la imposibilidad, no solo, de lograr beneficios con su trabajo sino ya de hacer frente a sus facturas mensuales.

Lo que cuesta producirla

Durante el mes de julio, último del que existen datos oficiales, el precio medio que percibieron los ganaderos por su materia prima fue de 28,42 céntimos, el más bajo desde agosto del 2010. Paralelamente, los costes de producción se han colocado en máximos alcanzando los 32 céntimos por kilo, empujados por un alza histórica de los precios de los piensos. Un kilo de concentrado cuesta un 130 % de lo que vale un kilo de leche, circunstancia esta que hace inviable, por mucho más tiempo, el futuro de la mayoría de las granjas intensivas de Galicia que basan su sistema de producción en la alimentación del ganado a base de ensilado de maíz y elevadas cantidades de pienso.

Confirman el delicado momento que atraviesa el sector los datos que maneja el propio Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama). Estos apuntan a que la mayoría de las explotaciones se ven obligadas a vender la leche de sus vacas a un precio inferior al que les cuesta producirla. Según se extrae del último estudio sobre la cadena de valor y la formación de los precios de la leche líquida envasada, publicado por el Observatorio de Precios de los Alimentos del ministerio, el coste medio de producir un litro de leche oscila entre los 33 y los 37,5 céntimos por kilo. Mientras tanto el precio que abona la industria al productor apenas sobrepasa, de media, los 31 céntimos.

El boletín informativo del Magrama de junio apuntaba además que los ganaderos deberían percibir, al menos, 37 céntimos por kilo de leche -un 32% más que actualmente- para alcanzar el beneficio neto en su actividad. En este documento se señala que entre el tercer cuatrimestre del 2011 y el primero del 2012, el beneficios de las granjas gallegas cayó un 93 % y que de no contabilizarse el pago único -subvención procedente de la política agraria común- todas las granjas habrían registrados pérdidas.

Esta agónica situación económica propicia que el relevo generacional se antoje todavía más complicado y dificulte la supervivencia a medio y largo plazo de un sector que ocupa de forma directa e indirecta a más de 60.000 personas. «¿Quen vai querer poñerse a isto cando as cousas están tan mal?», resume un ganadero de Mazaricos que pese a disponer de un establo puntero y con más de 70 cabezas en producción se verá obligado a cerrar dentro de escasamente tres años. «Fáltanme dous anos e pico para pechar e os fillos buscáronse a vida noutra cousa porque viron que aquí era imposible. Xubilareime e pecharei porque eu xa levo loitado o meu», lamenta.