Draghi pone precio a su ayuda: un rescate con condiciones estrictas

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Cerrará de inmediato el grifo de las compras de bonos si no se cumple al dedillo lo pactado

07 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Las cartas de Draghi ya están boca arriba. Y no escondían ninguna sorpresa. Las compras de bonos llegarán, se centrarán en los bonos a corto plazo y serán ilimitadas. El BCE será un acreedor más, no tendrá privilegios a la hora de cobrar, y buscará la fórmula para drenar de la economía todo el dinero que se gaste en adquirir deuda para no darle alas a la inflación. Pero quien quiera peces tendrá que mojarse. Deberá pedir a sus socios que lo auxilien. Y, desde luego, que el rescate no le saldrá gratis.

«Estricta condicionalidad» fue la expresión más repetida ayer por el presidente del BCE durante la comparecencia posterior a la reunión del consejo de la institución. Traducido al cristiano: que de rescate blando, nada de nada. Todo un revés para las aspiraciones del Gobierno de Rajoy, empeñado en evitar a toda costa que las condiciones del auxilio lo obliguen a perforar más agujeros en el cinturón de la ciudadanía. Con las pensiones como última frontera.

No pudo Draghi ser más explícito en sus declaraciones. «¿Es esto un rescate suave?», le preguntó un periodista. «No, para nada, solo hay que leerse las condiciones establecidas en los fondos de rescate», contestó el italiano.

No solo eso. Quien solicite la ayuda habrá de someterse a la estricta vigilancia de sus prestamistas, que no le quitarán ojo. Incluso habló Draghi de la posibilidad de que el FMI colabore en estas labores. Y si el país en cuestión saca los pies del tiesto y no cumple lo acordado en el memorando de entendimiento que lleva anexado el rescate, el BCE no tendrá miramientos. Suspenderá la ayuda de manera inmediata, e incluso venderá los títulos que haya comprado hasta ese momento. Por contra, si es aplicado, y hace los deberes, puede estar tranquilo. La autoridad monetaria disparará a discreción. No habrá límites en la adquisición de bonos. «La cantidad será la adecuada para lograr nuestros objetivos», dijo ayer Draghi.

Y todo lo hace el Banco Central Europeo porque, entre otras cosas, su política monetaria no está teniendo efectos en la economía real. Un ejemplo: ni España ni Italia han sacado partido de la rebaja de tipos de julio. Y eso se traduce en que mientras una empresa española que solicite un préstamo de, pongamos, un millón de euros a un plazo de entre uno y cinco años -y tenga la inmensa suerte de encontrar un banco que se lo conceda- pagará por él un 6,5 %. En Italia, el coste sería del 6,24 %; y en Alemania, las compañías pagan por ese mismo crédito un 4 %. Son cálculos del propio BCE.

Límites del BCE

Con las compras de bonos pretende también la autoridad monetaria combatir las dudas sobre el futuro de la moneda única. «El euro es irreversible», declaró ayer Draghi. «Los temores infundados sobre la irreversibilidad del euro son eso, temores infundados», añadió. Y tiene muy claro el italiano que el BCE no se está saltando a la torera los límites de su mandato con este nuevo programa de compra de bonos (transacciones monetarias directas, TMD, es el nombre con el que lo han bautizado sus creadores).

El Bundesbank, erre que erre

No lo considera así el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, protagonista ayer, como era de esperar, de la nota discordante del día. Fue el único que votó en contra en el consejo. Y luego se explayó en un comunicado. «Una manera de proceder así está demasiado cerca de la financiación estatal mediante la impresión de billetes», subrayó el alemán.