¿Qué más nos puede pedir Europa a cambio de ayuda?

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Un nuevo rescate multiplicaría el poder de Bruselas para exigir que se cumplan los compromisos adquiridos

08 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Antes o después, España tendrá que llamar a la puerta de la eurozona para que active el fondo de rescate. Lo sabe el mercado y también Rajoy. Porque, por mucho que el presidente se empeñara el viernes en alargar la particular partida de ajedrez que lo enfrenta con su homólogo del BCE, no hay nada que hacer. Si quiere el auxilio de la autoridad monetaria que lleva semanas anhelando no le va a quedar otra que pedirles a sus socios que actúen.

Confían en las filas del Ejecutivo en que no habrá más exigencias. Que bastarán las ya anunciadas. Y que será suficiente con reiterar el firme compromiso de embridar el déficit. Apela el Gobierno para apoyar su tesis a los acuerdos alcanzados en el famoso Consejo Europeo de finales de junio. Lo que se pactó entonces es que los países que lo precisaran podrían acogerse a las compras de deuda de los fondos de rescate simplemente cumpliendo con las recomendaciones de la Comisión Europea para corregir sus desequilibrios macroeconómicos y su déficit excesivo.

De recomendar, a obligar

Y precisamente eso es lo que ha hecho el Ejecutivo de Rajoy durante las últimas semanas: subir el IVA, dejar sin extra de Navidad a los empleados públicos y borrar de un plumazo la deducción por compra de vivienda. Durante meses se resistió a hacerlo, pero cuando solicitó los 100.000 millones para la banca -esos que el Ejecutivo mantenía que no iban a acarrear más sacrificios a los ciudadanos-, no tuvo más remedio que pasar por el aro. Y es que, para entonces, los consejos de Bruselas se habían convertido en obligaciones.

Esa es la baza que pretende jugar Rajoy en el toma y daca al que está abocado. Esa y la del estricto control sobre el sector financiero que ha traído aparejada la ayuda a la banca, hasta hace bien poco una de las principales fuentes de preocupación de Bruselas.

Apoyo del FMI

Cuenta el presidente también con las alentadoras palabras pronunciadas hace unos días por la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. «Lo que España ha hecho ya y lo que se ha comprometido a hacer, no es mucho más de lo que habría tenido que hacer si estuviera bajo un programa del Fondo Monetario», dijo la gala.

Pero, el que el Ejecutivo cuente con asideros para defender su postura no quiere decir que vaya a salir indemne y triunfante de la batalla. Por mucho que el ministro De Guindos se haya apresurado a declarar que no habrá más recortes, ni aunque pidamos al fondo de rescate que compre nuestros bonos, no hay garantías de que esté en lo cierto.

Doble motivo

Y no las hay por un doble motivo. Primero, porque no va a resultarnos fácil que la línea dura del euro (Alemania, Holanda y Finlandia) haga oídos sordos a la presiones de su electorado y de la opinión pública -e incluso de algún que otro socio de Gobierno- para que nos aprieten más las tuercas. Y, segundo, porque aunque Rajoy acabe imponiendo su tesis, si la recesión se agrava, las medidas adoptadas por el Ejecutivo podrían revelarse insuficientes para alcanzar los objetivos de déficit comprometidos (6,3 % este año, 4,5 % en el 2013 y 2,8 % en el 2014). Y, entonces sí, habrá que sacar otra vez la tijera a pasear. Tal vez entonces haya llegado el temido momento de bajar las pensiones.

De lo que no parece haber duda es de que el memorando de entendimiento que habrá de rubricar España para que el fondo de rescate y el BCE compren bonos españoles multiplicará el poder de Europa a la hora de exigirnos el cumplimiento de nuestras promesas. Y, si no lo hacemos, simplemente, dejarán que el mercado nos devore.

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