La Xunta dice que no aceptará ningún acuerdo que perjudique a los afectados de las preferentes

EFE

ECONOMÍA

El conselleiro de Industria, Javier Guerra, ha afirmado hoy que la solución debe proceder de Bruselas

25 abr 2012 . Actualizado a las 16:33 h.

El conselleiro de Economía e Industria, Javier Guerra, ha señalado hoy que en la Xunta «no va a aceptar» cualquier acuerdo sobre el problema de las denominadas participaciones preferentes que sea perjudicial para los ahorradores afectados por esas inversiones.

Así lo apuntó el conselleiro en la reunión plenaria del Parlamento de Galicia, en respuesta a una interpelación del diputado socialista Francisco Rivera, y añadió que la Xunta ha hecho todas las gestiones para intentar solventar el problema, pese a que la Administración autonómica carece de competencias directas.

Según Guerra, la solución debe proceder de Bruselas, ya que la entidad Novagalicia Banco es propiedad del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), aunque en la Comisión Europea sólo admite la valoración de mercado de las preferentes, lo que supone una pérdida evidente, señaló.

«Porque conocemos el sufrimiento, la impotencia y la rabia« de los afectados es por lo que la Comunidad autónoma está liderando la búsqueda de una solución», señaló Guerra, e insistió en apuntar que es un problema complejo y no se trata de «crear falsas expectativas», por lo que reclamó también «huir de la demagogia».

El conselleiro, que dijo que los socialistas tienen tendencia a olvidar sus responsabilidades, ya que la emisión de preferentes fue en 2005, cuando gobernaban, destacó que «desde el primer momento» su departamento comenzó a asesorar a los afectados, canalizó sus reclamaciones y visitó distintos organismos como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o el Banco de España para interesarse por la situación.

Peticiones de arbitraje de consumo

Apuntó que se ha considerado la posibilidad del arbitraje de consumo, ya que depende directamente de la Comunidad autónoma.

A este respecto, indicó que ha habido 260 peticiones de arbitraje y que la Novagalicia tiene quince días de plazo para responder.

«No vamos a aceptar ningún acuerdo que perjudique a los afectados», insistió el conselleiro, quien dijo que, salvo el arbitraje, el resto de las vías son más lentas, y señaló también la situación de la entidad bancaria, cuyos dirigentes no quieren que sea subastada.

El conselleiro insistió en que va a «buscar responsabilidades» y opinó que la solución sería que «se ponga el dinero en las cuentas de los afectados», pero añadió que la más rápida que concede «algún tipo de esperanza» es el arbitraje con soluciones individualizadas.

El autor de la iniciativa destacó la «dimensión enorme» del problema y la conflictividad social que está generando, y abogó por que la Xunta apele al Banco de España, a la CNMV o a que sus representantes busquen una solución en Bruselas.

«Entiendo la complejidad de la situación» de NCG, dijo Francisco Rivera, que apeló a la administración gallega a solventar un problema que dejó «atrapados» a miles de gallegos y los dejó en la «desesperación».

«No nos venga con milongas», dice la oposición

Por su parte, el diputado del BNG Carlos Aymerich indicó que inicialmente las preferentes se emitían «desde las islas Caimán» por empresas «fantasmas», y señaló que el Banco de España y la CNMV «diseñaron una forma de entrar a saco y con fraude en el depósito bancario» de pequeños ahorradores o pensionistas durante los mandatos de José María Aznar y José Luis Rodrígues Zapatero al frente del Gobierno central.

Ante las soluciones aportadas por el conselleiro, le señaló: «No nos venga con milongas».

Aymerich acusó al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de actuar como «vendedor de crecepelos», dijo acerca de su reciente viaje a México, en que «nos vende contratos de barcos» para la petrolera Pemex, cuando «nos llega con un concurso».

El diputado del PPdeG Alberto Sueiro dijo que la oposición no puede negar el ejercicio de «transparencia y claridad» de su grupo y le reprochó que intente hacer creer que es un problema político cuando no lo es, por lo que pidió unidad para solventarlo.