Hace 16 años, el destino fue África. Las grandes petroleras estatales chinas iniciaron en 1996 su búsqueda de hidrocarburos en el exterior y ya hace tiempo que han cambiado un continente por otro. Latinoamérica es ahora su objetivo, y la nacionalización de YPF por parte del Gobierno argentino les sirve en bandeja la entrada en la compañía. Algo que Sinopec, la segunda petrolera china, ya estaba negociando con Repsol antes de la expropiación.
De hecho, Antonio Brufau, presidente de la compañía, confirmó que había recibido ofertas de «varias» empresas nacionales e internacionales -aunque no las especificó- para hacerse con parte del accionariado de YPF.
Sinopec es socia de Repsol en Brasil y, además, su atracción por la hasta el lunes filial argentina de la petrolera española no es nueva. En el 2009, Petrochina y CNOOC ya ofrecieron más de 15.000 millones de dólares por YPF.
Ahora es el Ejecutivo argentino el que busca a los asiáticos como socios, aunque aún está por ver si dándoles entrada en el capital de la petrolera o buscando otras fórmulas.
En el origen de las operaciones está la explotación del gran yacimiento de Vaca Muerta, con una producción potencial de 23.000 millones de barriles, pero que ni Repsol ni mucho menos Argentina en solitario pueden sufragar. Y ahí entra en escena el dinero asiático. Al parecer, el plan del Gobierno es que las petroleras chinas inviertan 8.000 millones de euros (10.000 millones de dólares).
Según informó ayer Efe, en declaraciones al diario económico China Securities Journal, un experto de Sinopec quitó hierro a la nacionalización y señaló que puede ser positiva.