La presión bancaria obliga a ACS a vender un 3,7 % de Iberdrola

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La constructora sigue como primera accionista e ingresa 798 millones

19 abr 2012 . Actualizado a las 06:55 h.

La participación de las grandes constructoras en el sector energético se desinfla cada vez más. Tras la salida de Sacyr de Repsol y la venta de Fenosa a Gas Natura por parte de ACS, la compañía de Florentino Pérez ha dado ahora un nuevo giro presionada por su debilidad financiera. La firma colocó ayer en el mercado un 3,7 % de su participación en Iberdrola a 3,62 euros por acción, precio que supone un descuento del 7 % respecto a la cotización bursátil del lunes, pero que le permite ingresar 798 millones de euros, tal y como informó ayer mismo la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

El grupo constructor liderado por Florentino Pérez acumula una deuda financiera de 9.000 millones de euros, cantidad en la que no se incluirían los 3.700 millones pendientes de pago en activos que pretende vender. En un comunicado, la propia ACS reconocía ayer que los casi 800 millones obtenidos por la venta del 3,7 % de la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán se destinarán a «reducir la deuda corporativa y robustecer la liquidez del grupo por la liberación de garantías».

Después de esta desinversión, ACS seguirá siendo el principal accionista de la eléctrica, aunque del 19,027 % pasa a quedarse con el 14,85 %. Una pérdida de peso que parece evidenciar la renuncia de Florentino Pérez a sentar a un miembro de su empresa en el consejo de Iberdrola, deseo que concluyó en una batalla legal en la que los tribunales fallaron a favor de la segunda.

Pese a que el grupo constructor sigue considerando su participación en la eléctrica como estable y a largo plazo, los analistas no descartan que ACS vuelva a reducir su posición. Una hipótesis que se fundamenta en la sospecha de que la venta del 3,7 % ha estado inducida por una fuerte presión bancaria y no tanto por la reducción de deuda corporativa.

JP Morgan, por ejemplo, cree que el momento elegido y el tamaño de la participación sugiere que ACS se ha visto forzada a vender, «bien para cubrir los márgenes de los préstamos obtenidos para comprar Iberdrola, bien para ayudar a pagar los vencimientos de otras deudas del grupo, como la de Urbaser». Para Cheuvreux, por ejemplo, la operación muestra que los bancos están presionando a las constructoras para que reduzcan su deuda.

Los analistas, además, creen que desde la perspectiva de Iberdrola, la desinversión de ACS supone una victoria en la intensa lucha de poder que mantenía con la constructora. Estratégicamente, la compañía presidida por Florentino Pérez deja de ser un factor determinante en las decisiones de la empresa eléctrica.