¿Cómo se puede conjurar el fantasma del rescate?

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Los mercados exigen a España más resultados con sus ajustes y menos promesas para levantarle el castigo

15 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

España es ya el principal quebradero de cabeza de la eurozona. Con la prima de riesgo por encima de los 430 puntos y el rendimiento de los bonos del Tesoro al borde del 6 %, niveles alcanzados esta misma semana, el fantasma del rescate vuelve a rondarla.

Es cierto que las cifras no son tan alarmantes como las que se vieron en noviembre, antes de la llegada del nuevo Gobierno. Entonces la brecha con los sacrosantos bonos alemanes llegó a ser de casi 500 puntos, y los títulos españoles a diez años se pagaban al 6,7 %. Pero no es menos cierto que los cartuchos que quedan por quemar ya no son tantos como antes.

En noviembre había muchos clavos a los que agarrarse para confiar en que la situación mejoraría: un cambio de Gobierno en ciernes, la esperanza de que los nuevos inquilinos de la Moncloa darían con las teclas de las reformas y los Presupuestos adecuados a ojos de los mercados; el sueño de una intervención masiva del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados, y hasta cierta confianza en que la economía de la eurozona podía recuperar el curso.

Ahora ya conocemos los entresijos de la reforma financiera, de la laboral e, incluso, de la de la tan traída y llevada estabilidad presupuestaria. Las cuentas del 2012 están sobre la mesa. Y el BCE ha regado el mercado con dinero barato -nada más y nada menos que casi un billón de euros- para que la banca compre bonos de los países en apuros. Además, y por desgracia, Europa no solo no ha recuperado el aliento, sino que bordea otra vez la recesión.

Y, después de todo eso, España sigue en el disparadero.

¿Qué más puede hacer España para no acabar en el precipicio por el que cayeron Grecia, Irlanda y Portugal?

Pues, a decir de los analistas, más hechos y menos promesas. Y como muestra un botón: mantienen los expertos de Barclays Capital que «España solo recuperará la confianza del mercado si las cuentas trimestrales de las autonomías y del Gobierno central muestran que los presupuestos se ajustan a lo planificado». Esto es, que se cumplen a rajatabla los planes para achicar el déficit. Y, también que se finiquite de una vez la reestructuración del sistema financiero. Para los mercados, uno de los principales talones de Aquiles españoles. Eso, y la dificultad de las autonomías para meter en cintura sus cuentas es lo que más escama a los inversores.

¿Por qué se insiste tanto en la reestructuración del sistema financiero?

Lejos, muy lejos, han quedado los tiempos en los que España presumía de sistema financiero, a salvo de las hipotecas basura gracias una supervisión infalible. El tiempo se ha encargado de derribar ese mito. Resulta que nuestra banca albergaba en sus entrañas un monstruo tan temible como las subprime: el crédito a los promotores inmobiliarios; y que bajo el manto de la que se publicitaba a bombo y platillo como una de las mejores supervisiones del planeta habitaban entidades después intervenidas y nacionalizadas.

Ahora, en Europa se interpreta que el ministro Luis de Guindos se ha quedado corto con su reforma. Y corre un rumor, como poco inquietante: la banca española está peor de lo que se dice y si el grifo del crédito sigue cerrado a cal y canto, y la demanda no recupera el pulso, los precios de la vivienda se derrumbarán y las entidades, claro, necesitarán todavía más dinero para remendar el roto del ladrillo. Y, al final, Rajoy tendrá que dar el brazo a torcer y pedir ayuda al fondo de rescate para reflotar a la banca.

¿Qué nos puede salvar a corto plazo?

Hasta que fructifiquen las medidas adoptadas, si es que lo hacen, solo el BCE y sus providenciales compras de bonos.

Los analistas quieren ver que las cuentas trimestrales se van cumpliendo

A ojos del mercado, la banca es uno de los puntos flacos del país