España regresa al centro de la diana, con el riesgo en 360 puntos

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

El mercado pone en duda que el país vaya a cumplir con el déficit

23 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Se quejaba el Gobierno de que los sindicatos no habían tenido la deferencia de concederle ni cien días de gracia antes de convocar la primera huelga general de la era Rajoy. Pues, visto lo visto en los dos últimos días, lo mismo habría de echarle en cara a los mercados, que parecen haber dado por rota esa suerte de tregua de la que disfrutaba Rajoy. Tanto es así que, en dos días, la temida prima de riesgo -el sobreprecio que España ha de pagar en el mercado para financiarse en comparación con la espartana Alemania- ha engordado 39 puntos y ahora se mueve en las inmediaciones de los 360. El caso es que la deuda española está otra vez en el centro de la diana. Y esta vez, por delante de Italia.

¿Qué ha pasado para que vuelva la tensión?

La caja de los truenos la reabrió el miércoles el economista jefe de Citigroup, Willem Buiter, con su afirmación de que España está más cerca de la suspensión de pagos de lo que lo ha estado nunca. Y lo cierto es que las razones para el miedo se amontonan en las mesas de operaciones: miedo a que España no cumpla lo prometido en el capítulo de la reducción del déficit. Miedo a que los brutales ajustes que ha acometer para enfrentarse a tan titánica tarea dañen todavía más su maltrecha economía. Miedo a que el paro continúe su dramática escalada...

Tampoco faltan argumentos fuera de las fronteras patrias: el principal, la sensación de que con el nuevo rescate de Grecia lo único que ha hecho Europa es comprar tiempo, porque la situación helena es una bomba de relojería que tarde o temprano acabará estallándoles en las manos.

Además, los mercados tienen la impresión de que las últimas medidas extraordinarias del BCE, que ha regado la banca con un billón de euros en los últimos meses, han sido solo un bálsamo de efectos temporales para unas economías que se han revelado incapaces de crecer. Y, por si fuera poco, no parece que la institución que preside Mario Draghi, el hombre que más carne ha puesto en el asador de la crisis de deuda, vaya a seguir arrimando el hombro como hasta ahora. Alemania no está por la labor. Y Draghi, que ayer aseguró que lo peor de la crisis del euro ha pasado, ya lo dejó caer tras la última reunión del consejo del BCE y ayer lo reiteró: «La pelota está ahora en el tejado de los Gobiernos», dijo.

¿Ha vuelto la presión para quedarse?

Son muchos los analistas que creen que no. Que esto es solo un rebrote temporal de las tensiones. Se agarran a los resultados que han arrojado las últimas subastas de deuda del Tesoro, en las que el organismo ha conseguido colocar sin problemas lo pretendido y a costes cada vez más bajos. Pero no son pocos los que creen que mientras los países del euro no agarren de verdad el toro por los cuernos, estamos vendidos. Lo acaba de decir alto y claro la OCDE, no queda otra que alumbrar de una soberana vez «la madre de todos los cortafuegos [léase nuevo y permanente fondo de rescate europeo]. Cuanto más grande y más impresionante sea, menos probable será que lo necesiten», en palabras de Ángel Gurría, secretario general de la organización. Los cálculos de la OCDE apuntan, como poco, a un billón de euros. Lo han dicho también el FMI y Estados Unidos, pero Europa, en sus trece.

¿Es la crisis de deuda el único foco de temor de los mercados?

La respuesta a esa pregunta es un no rotundo. Y al cúmulo de preocupaciones que arrastran desde hace meses se ha sumado ahora China. El Gobierno del gigante amarillo tomó en su día medidas para espantar el fantasma del recalentamiento. Y ahora resulta que quizás haya ido demasiado lejos en su empeño, porque al país le cuesta mantener el ritmo. Ayer conocimos una nueva caída de su actividad industrial que supo a cuerno quemado en las mesas de operaciones y sembró las bolsas de pérdidas.