La gran banca trata de llevarse 100.000 millones a precio de saldo

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

Las ayudas para vender 4 cajas intervenidas han comprometido ya 20.000 millones de un Fondo de Garantía de Depósitos casi seco

11 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El proceso de reforma y concentración del sector financiero persigue el nacimiento de «entidades fuertes, entidades solventes, entidades en las que se pueda confiar», según el argumentario de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. El argumentario de la gran banca va por otro lado: anhela que esa reestructuración le sirva para colocarse mejor en el mercado, crecer con hasta 100.000 millones más de euros en depósitos (lo que suman las entidades que quieren liquidar), y todo ello con un coste mínimo. Las últimas subastas (CAM y Unnim) han sentado precedente: condiciones muy ventajosas para el comprador, porque el grueso de las pérdidas (un 80 %) se endosan al Fondo de Garantía de Depósitos, la hucha común a la que contribuyen todos los bancos para cubrir cualquier posible quiebra. Y esa aportación de la banca procede, conviene recordar, de sus propios clientes.

¿Qué persigue la gran banca española?

Hacerse de una tacada con una buena parte del pastel financiero, incluyendo oficinas y, sobre todo, clientela. Último ejemplo: el BBVA, adquiriendo Unnim por 1 euro, duplicará su cuota de mercado en Cataluña. De golpe. Y contando un escudo (un esquema de protección de activos, un EPA) que cubre los posibles agujeros de Unnim durante 10 años. La antigua caja catalana aporta 21.000 millones de euros en depósitos de sus usuarios, ahorros gestados durante años y de buena calidad -como admiten en el BBVA- que ahora pasan al balance de la firma que preside Francisco González. Es el modelo de lo que persiguen otras, como La Caixa, Santander o el Popular, los que están presionando.

¿Qué piezas son las más deseadas?

Hay una entidad a tiro, otras dos en el punto de mira y alguna más en el aire. La primera es el Banco de Valencia, que pese a su problemática cartera de inversiones (por la afección del ladrillo), dispone de 13.000 millones de depósitos de particulares. Pero la clave son Novagalicia y Catalunya Caixa. La primera ofrece una cartera con más de 48.000 millones depositados por sus tres millones de clientes. La segunda, otros 41.000. A cualquiera de los grandes les subiría un 20 % su pasivo. Sumando esas tres se llega a esos 100.000 de euros en ahorro de particulares que codician los grandes del sector. Hay otras firmas sobre las que hay interés, como Banca Cívica y BMN, con otros 50.000 millones cada una. Y, por encima de todas, Bankia. Su futuro es muy relevante.

¿Cómo planean llevarse esas entidades y su ahorro?

En los últimos días, en un foro financiero en Madrid, responsables de Sabadell o Bankinter dejaron clara la postura de la banca: no podrán hacerse con ninguna entidad si no hay ayudas del Estado de por medio. Por ejemplo, blindajes como los esquemas (EPA). «No tenemos nada decidido, los EPA han existido antes y podría volver a haber, pero no es seguro al 100 %», apuntaban esta semana fuentes del Ministerio de Economía.

¿Cuántas ayudas se han dado para vender las cajas ya subastadas?

Desde el 2009, el Estado ha concedido 4 esquemas de protección de activos: a Cajastur para comprar CCM; a la BBK para hacerse con Caja Sur; al Sabadell para quedarse la CAM; y al BBVA para absorber Unnim. Todo cubierto con el Fondo de Garantía de Depósitos. Hay comprometidos más de 20.000 millones de euros hasta el 2020. Y hoy apenas quedan ahí 3.000 millones. Está casi seco, y aún quedan más operaciones a la vista. Lo cierto es que ese elevado montante se utilizará solo en su totalidad si el agujero de la CAM es espeluznante, por encima de los 10.000 millones. Entonces la situación será seria.

¿Hay alternativas?

Sí. Al menos es la que está planteando NCG Banco al Gobierno. Plantea que el Gobierno dé algún tipo de garantía a los inversores internacionales que puedan entrar, para blindar su participación ante los recelos que despiertan las entidades financieras españolas. Ese blindaje, admiten fuente conocedoras de la negociación, sería más barato que el que está planteando la gran banca. Y, consecuentemente, con menor impacto para el adelgazado Fondo de Garantía. Es una de las bazas que presenta la entidad gallega.

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