Tras las primeras fusiones, en la capital se decide qué se hace con el 65 % del ahorro y el crédito de toda España; solo 6 territorios resisten a esa centralización
07 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Hace cuatro años, cuando comenzaba a sonar la música de las fusiones, el ritmo lo ponían la sardana, la jota, la muiñeira, el flamenco, la seguidilla... Hoy la banca baila al ritmo del castizo chotis. El 65 % del negocio financiero español -la suma de los créditos y los depósitos- se tutela ya desde despachos de Madrid, territorio en el que tienen su sede operativa 10 de las 20 principales entidades (bancos tradicionales y bancos herederos de cajas), las que se reparten el 96 % del mercado.
Desde el 2008, el proceso de reestructuración del sector financiero, con varias reformas aprobadas por PP y PSOE, ha supuesto que el volumen de ahorro y de préstamos gestionados desde Madrid se haya incrementado un 45 %, gracias a que firmas como Liberbank (la fusión liderada por Cajastur), Banca Cívica (herencia de cajas de Navarra, Canarias, Sevilla y Burgos) o BMN (con Caja Murcia al frente) han decidido ubicar en distritos madrileños su sede operativa, con no pocos quebraderos de cabeza para sus empleados, y más de un disgusto para sus gestores autonómicos. Bankia también tiene ahí su lugar de decisión, aunque en los estatutos se marque Valencia como sede social. Lo mismo ocurre con BBVA o Santander; en sus nombres figuran los orígenes de ambos gigantes, pero la toma de control está en Madrid, y para muchos asuntos, en Londres.
Ese proceso de concentración de la cuota puede incrementarse en los próximos meses si cuajan las intenciones que tienen los gigantes financieros. Popular, BBVA y Santander quieren crecer haciéndose con alguna de las entidades que se subastarán en breve (la catalana Unnim y Banco de Valencia), sin descartar entrar en Catalunya Caixa y Novagalicia, donde el Estado es el principal accionista.
Casi dos billones de euros
En números redondos, la cifra marea: son casi dos billones (con b) de euros tutelados desde la capital madrileña, 700.000 millones más que en el 2008.
El único contrapeso lo pone Cataluña, aunque por el camino se ha dejado parte de su peso: de controlar el 23 % de créditos y depósitos se ha quedado en un 20. Varias de sus cajas se han ido a fusiones que tienen su sede, precisamente, en Madrid. Sin embargo, La Caixa y el Sabadell están en pleno proceso de expansión, y podrían sumar más negocio. La Caixa es la que prepara un movimiento inmediato que podría pasar por Banca Cívica, un banco cotizado que tiene diferencias en su consejo entre los gestores procedentes de Caja Navarra y los de Cajasol.
Fuera de Madrid y Cataluña, ¿qué ha pasado en el resto? Nueve comunidades han perdido sus instrumentos financieros regionales y, por tanto, la proximidad que ello da cuando se trata de dar créditos o de gestionar los ahorros. En Galicia la venta del Pastor al Popular ha reducido el peso de la comunidad en el conjunto del país, y ha resumido el panorama financiero propio a NCG -con sus participados Banco Gallego y Banco Etcheverría- y, en menor medida, también a la Caixa Rural Galega, con sede en Lugo. Ahora bien, el futuro de la primera institución está en el aire a la espera de la entrada de inversores foráneos, con las garantías que se precisan para ellos desde la Moncloa. Es la única baza para que Galicia siga pintando de forma relevante en el conjunto del país.
Otros ya lo han conseguido antes. Aragón se acaba de blindar con la absorción de Caja 3 (con la CAI, Caja Círculo y Caja Badajoz) por parte de Ibercaja. En el País Vasco la fusión de sus tres cajas -con niveles de solvencia elevados- ha dado lugar a un nuevo banco que se antoja protagonista en esta segunda ronda de alianzas. En Baleares sigue Banca March, aunque su vocación no es precisamente la de particulares y pymes, sino clientes muy exquisitos. Y en Andalucía la esperanza de llama Unicaja y está por ver cómo acaba su fusión con Caja España-Duero.