Leonela Velásquez, madre de tres niños, se desvive por encontrar un trabajo para apoyar a su marido quien se irá al paro en unos días
14 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Leonela Velásquez es maga. No es que esa sea su profesión, pero no me digan que no hay que ser maga para mantener a una familia de cinco con 800 euros al mes. «Hacemos milagros con el sueldo de mi marido», explica. A él se le acaba en unos días su contrato temporal como carnicero. Y por eso Leonela, venezolana de 27 años, se desvive por encontrar un trabajo.
Desde que comenzó la crisis, miles de mujeres se han visto en su misma situación. La tasa de actividad femenina (el porcentaje de mujeres que trabajan o quieren hacerlo) ha subido casi cuatro puntos en España desde que empezó la crisis, mientras que la masculina caía dos puntos. Solo en Galicia hay hoy 47.000 activas más que a finales del 2007. «Probablemente sea reflejo de la incorporación al mercado de trabajo de las mujeres para suplir la falta de empleo de la pareja», reza un informe sobre la situación sociolaboral de la mujer recién publicado por el Consejo Económico y Social.
Leonela busca empleo desesperadamente, envía su currículo a cuantas ofertas aparecen a través de Internet o de las firmas de trabajo temporal, y luego los lleva en persona a las tiendas, a las empresas, a los centros comerciales... Pero lo tiene todo en contra: es joven, es mujer, es extranjera y tiene niños. Apenas surgen oportunidades, y cuando aparecen, las «cargas familiares» -así es como los responsables de recursos humanos llaman a sus hijos, una niña de tres años y dos mellizos de dieciocho meses- las desbaratan.
Según Adecco, las mujeres como ella, que necesitan horarios flexibles, ven reducido «considerablemente» el abanico de salidas: atención a dependientes, cuidadoras de comedor escolar, promotoras de grandes superficies, operarias de limpieza, encuestadoras... «Estoy abierta a todo, lo único que quiero es trabajar», pide Leonela.