Grecia aprueba el ajuste en medio de una batalla campal

COLPISA

ECONOMÍA

Papandreu logra el apoyo al drástico plan para evitar la quiebra con graves disturbios de miles de manifestantes en Atenas.

30 jun 2011 . Actualizado a las 03:11 h.

Europa respira tranquila por el sí de Grecia, a falta de la confirmación definitiva de hoy en otra votación, al brutal plan de ajuste que debe poner orden en sus cuentas, le permite recibir dinero fresco de la EU para evitar la quiebra y salva la estabilidad del euro, pero ayer en el centro de Atenas el aire era irrespirable y saltaban las lágrimas en medio del humo de los gases lacrimógenos. La plaza de Syntagma, donde se halla el Parlamento y centro de las protestas con el campamento de los 'Indignados' locales, se convirtió en un infierno por los choques entre Policía y manifestantes. Habrá más sangre y lágrimas a partir de ahora, en un país ya exhausto tras un año de medidas de choque que deberá asumir grandes sacrificios con nuevos recortes de sueldos, pensiones y servicios básicos y subidas de impuestos. En total, un ajuste de 28.000 millones con gestos mayúsculos como el despido de 150.000 funcionarios o la mayor privatización de Occidente por valor de 50.000 millones. Según un cálculo del diario 'To Vima', el plan supondrá una carga de unos 2.795 euros anuales para cada familia. El primer ministro socialista, Yorgos Papandreu, logró finalmente 155 votos y no sufrió deserciones, pues se temían hasta cuatro en el Pasok y se arriesgaba a perder la votación, que requería una mayoría absoluta de 151 escaños. Sólo le traicionó un diputado, pero recibió el apoyo de un disidente de la oposición.

Hubo 138 votos en contra del partido conservador, Nueva Democracia, cinco abstenciones y dos ausencias. Papandreu recordó el ultimátum: «Debemos elegir entre el camino duro del cambio o la catástrofe». A cambio de apretarse el cinturón, Atenas podrá recibir ahora los 12.000 millones prometidos por la UE y el FMI, última entrega del superpréstamo de 110.000 millones pactado hace un año, y acceder a un segundo de importe similar que se decidirá en breve. En teoría, los 12.000 millones cubren gastos hasta septiembre, y el nuevo rescate salva la economía griega hasta 2014. Para entonces se supone que habrá empezado a salir del agujero, pues lleva tres años de recesión, y además ya funcionará el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo especial de emergencia que acaba de crear la UE. Eso si no hay sorpresas, porque la inestabilidad de Grecia es permanente y, por ejemplo, el resultado del primer año de austeridad no ha sido el esperado. Pero lo cierto es que, de momento, la UE ha ahuyentado un fantasma, el de una quiebra y un contagio en cadena similar al de la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Hasta el desenlace de la votación en Atenas la ansiedad en Bruselas era máxima. El no al plan de choque y la bancarrota griega podían haber sembrado la desconfianza en toda la zona euro y rematar a los países en dificultades. Irlanda y Portugal, pequeñas economías, podían haberse salvado, pero la deuda de España e Italia -640.000 millones y 1,8 billones, respectivamente- habría sido inabarcable. Mejor ni pensar en lo que habría ocurrido, aunque nadie asegura que la pesadilla no vuelva a presentarse en unos meses. Al margen de que sea una buena noticia para Europa, lo que piensan los griegos del plan se volvió a ver ayer en la calle, en el segundo día de protestas, huelga general y disturbios. Hubo mucha más gente que en la víspera, con una multitud que reunía ciudadanos de todas las edades. Impresionaba ver incluso a niños y ancianos con las máscaras antigás, un objeto que ya es de uso común. Pero también los enfrentamientos fueron aún más violentos, con momentos de gran tensión, como el asalto a unas oficinas bancarias y el desalojo del hotel King George, uno de los complejos de lujo de Syntagma. A última hora de ayer el centro de Atenas seguía siendo una batalla campal y el caos era absoluto, con columnas de humo entre los edificios y el temor perenne de víctimas mortales, como en otras ocasiones. Fue un choque final de furia, frustración y vandalismo, contra un sistema político en bloque, con cientos de jóvenes incansables arrojando adoquines de mármol a la Policía, que respondió durante horas con cargas y gases lacrimógenos. En algunos momentos se rozó el pánico, con la muchedumbre asfixiada derrengada en el suelo o intentando salir de la plaza. Desde primera hora miles de personas empezaron a concentrarse frente al Parlamento en la plaza de Syntagma, en torno al campamento montado por los 'Indignados' hace más de un mes. El lugar ya parecía un páramo ruinoso porque estaba como había quedado el día anterior, no habían pasado los servicios de limpieza. Aún se sentía el aire acre de los lacrimógenos y el olor a quemado de la víspera. Tras unos breves incidentes por la mañana, cuando la Policía abrió paso a los diputados que intentaban entrar en el Parlamento, la tensa espera de la votación duró hasta las 13.25 horas, una hora menos en España. Entonces comenzaron los primeros intentos de asalto a la cámara y las cargas policiales. Syntagma y todas las calles del centro se convirtieron en un infierno hasta que a las cuatro de la tarde comenzó a difundirse el resultado de la votación. Entonces cesaron las refriegas y por unos momentos la resignación y la desilusión se apoderaron de la calle. Pero fue sólo un espejismo y pronto se reanudaron los enfrentamientos. La violencia en la calle cesará, se repararán los escaparates y algún día se levantarán las tiendas de campaña de Syntagma. A los griegos les ha llegado la hora de pagar la cuenta de años de excesos, aunque muchos ciudadanos consideran que no es culpa suya, sino de sus gobernantes o de una conspiración internacional. Es un país pequeño, de once millones de habitantes, y el agujero de la deuda pública es sideral, de 360.000 millones, fruto de Gobiernos incompetentes y corruptos, que han tirado de la cartera sin fin para alimentar clientelismos y mantener un vasto entramado de parasitismo público. O, por ejemplo, delirios como engordar uno de los mayores presupuestos en Defensa de la OTAN, por sus paranoias de ataques turcos. Tras descubrirse el pastel en octubre de 2009, cuando Papandreu llegó al poder y desveló que las cuentas estaban trucadas, el invento se vino abajo y empezó la pesadilla de la UE.

Ha sido la mayor amenaza para la estabilidad del euro desde su nacimiento, pero ayer se superó un nuevo obstáculo. No obstante, es un error pensar que en Grecia está todo resuelto. El descontento popular es enorme y el movimiento de protesta, todo lo amorfo y confuso que se quiera, no se extinguirá. Pide una regeneración política, soluciones creíbles y un futuro. Los 'Indignados' quizá se vayan de Syntagma, pero buscarán otro modo de hacerse oír.