Grecia prepara una votación crucial en medio de una huelga general

Adriana Flores Bórquez

ECONOMÍA

La manifestación más importante tuvo lugar frente al Parlamento, y la policía recurrió al uso de lacrimógenos contra grupos de radicales que destruyeron escaparates de bancos, tiendas y hoteles.

28 jun 2011 . Actualizado a las 23:25 h.

Grecia volvió a vivir este martes una nueva huelga general y episodios de violencia frente al Parlamento de Atenas, donde se inició el debate previo a la crucial votación mañana de unas nuevas y duras medidas de austeridad con el fin de esquivar la bancarrota del país.

Fuentes policiales informaron de veinticuatro heridos leves, de ellos 21 policías, 22 detenidos y daños materiales de diversa índole durante las protestas callejeras de hoy en la capital griega, pero los medios locales aseguran que el número de lesionados es mucho mayor.

Mientras, en el Parlamento, la Comisión de Finanzas aprobó la ley marco que acompaña al impopular paquete de medidas de austeridad y privatizaciones por valor de 78.000 millones de euros, cuya votación se prevé para mañana.

Los diputados de la mayoría gubernamental socialista aprobaron el proyecto de ley, mientras que la oposición al completo lo rechazó, en un resultado que bien podría ser el preámbulo de lo que puede ocurrir mañana.

«De la aprobación de las medidas y del proyecto de ley depende que la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) entreguen a Grecia el quinto tramo de 12.000 millones de euros del (primer) rescate», según insistió hoy el ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos.

«La prioridad de las medidas es alcanzar un superávit primario hacia 2012», añadió.

Desde Bruselas, los líderes de las instituciones europeas volvieron a hacer un nuevo llamamiento al Parlamento griego para que apruebe las impopulares medidas de austeridad.

«Para ser honestos con la gente griega y nosotros mismos, tenemos que decirles que no hay otra vía distinta a las dolorosas reformas y la consolidación fiscal», dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

«Están en juego tanto el futuro de Grecia como el de Europa», señaló el comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, en un comunicado. «Déjenme decirlo claramente: no hay un plan B para evitar la suspensión de pagos», recalcó.

Pese a que hay desmentido oficial, aumentan los rumores de que Bruselas se estaría preparando para un posible rechazo del Parlamento a los ajustes.

El primer ministro griego, Yorgos Papandréu, siguió hoy intentando asegurarse el voto de sus correligionarios y convencer a los diputados disidentes, hasta el momento dos de un total de 155, que han dejado entrever que votarán en su contra.

La oposición conservadora de Nueva Democracia, que votará contra las medidas, pero que también tiene «rebeldes» en sus filas, ha dejado saber en forma extraoficial que expulsará a aquellos que se salgan de la línea del partido.

El voto puede, por lo tanto, ser muy ajustado, ya que la aprobación del paquete requiere la mayoría absoluta, es decir, como mínimo 151 de los 300 escaños de la Cámara. Los socialistas cuentan con 155 escaños.

En el caso de que salga el «sí», la tensión seguirá igualmente hasta el jueves, cuando se votará una ley especial para permitir la aplicación inmediata de las nuevas leyes.

Si el Parlamento aprueba ambos proyectos de ley, Venizelos, el nuevo todopoderoso ministro de Economía, acudirá a la reunión extraordinaria del eurogrupo del 3 de julio para iniciar la negociación de un nuevo rescate, de unos 110.000 millones de euros.

Las medidas de austeridad, una vez aprobadas, se pondrán en marcha de forma inmediata, con fecha 1 de julio, lo que implicará la reducción inmediata de los ingresos mensuales superiores a los 570 euros. Los contribuyentes que tienen ingresos anuales a partir de los 12.000 euros pagarán 400 de impuestos.

Los dolorosos recortes despiertan la ira y el rechazo de grandes sectores de la población, que se manifestaron hoy en varias protestas callejeras, en coincidencia con una nueva huelga general, la cuarta en lo que va de año, que se prolongará durante toda la jornada de mañana.

La manifestación más importante tuvo lugar frente al Parlamento, y la policía recurrió al uso de gases lacrimógenos contra grupos de radicales que lanzaron piedras, cócteles molotov y otros objetos, destruyendo escaparates de bancos, tiendas y hoteles.