Industria abre la puerta para que Galicia tenga su propia red de frecuencias para móviles 4G

G. Lemos REDACCIÓN/LA VOZ.

ECONOMÍA

Cede a la presión de las empresas de cable al regionalizar el reparto de licencias

02 ene 2011 . Actualizado a las 12:16 h.

Por primera vez en la historia de las telecomunicaciones, la tarta del espectro radioeléctrico se troceará para conceder licencias de explotación en el ámbito autonómico. Una novedad que, de prosperar en su tramitación, permitirá a Galicia contar con su propia red de 4G, la tecnología de comunicación móvil del futuro, conocida en el argot como LTE (evolución a largo plazo, por sus siglas en inglés). Y es que el Ministerio de Industria presentó el pasado jueves al sector un proyecto del real decreto con el que regulará el reparto de las frecuencias móviles hasta el 2030, aunque todavía se desconoce si la adjudicación será por concurso o por subasta. En ella, por primera vez, se prevé que una parte de esas nuevas frecuencias se conceda con un ámbito de actuación inferior al nacional. En concreto, el Gobierno reservará dos bloques en la nueva banda de 2,6 GHz para su desarrollo autonómico.

Un movimiento que se interpreta como una concesión a las empresas de cable, que llevan más de un año reclamando a Industria frecuencias propias de móvil para completar su catálogo de ofertas. Y es que, aunque algunas ya prestan actualmente este servicio, lo hacen alquilando las antenas a otras operadoras que sí cuentan con frecuencias propias, como en el caso de R, que alquila las de Vodafone para dar servicio a sus usuarios de telefonía móvil.

Y se interpreta así porque la forma en la que se regionalizan las frecuencias se ajusta al milímetro al ámbito de actuación de las cableras, concediendo redes propias en Galicia (R), País Vasco (Euskaltel), Asturias y Extremadura (Telecable) y resto de España (ONO).

Internet en el rural

Así, las compañías podrán presentar sus ofertas por separado para desplegar la red que permitirá acceder al acceso a Internet en itinerancia de alta velocidad, que desde R han calificado como clave para el desarrollo de la sociedad de la información en Galicia.

Así, el propio consejero delegado de la compañía, Arturo Dopico, apuntó este martes durante la presentación de los resultados del 2010, la importancia para su firma de no quedarse fuera de este proceso. Por varias razones. Primero, porque «o operador que quede fóra, quedará fóra para os seguintes vinte anos». Segundo, porque estas frecuencias permitirán llevar Internet de banda ancha al rural, sorteando la barrera de la dispersión de población. Por último, como ya había defendido en un comunicado con el resto de las empresas de cable en junio, Dopico abogó por un modelo que permita revertir la asimetría de un mercado que castiga a Galicia, «porque se as frecuencias se dan con carácter estatal os operadores empezarían a investir polas áreas máis rendibles»; es decir, Madrid y Barcelona.

Las grandes dejarán espacio

Y aunque la solución provisional presentada por Industria no obligará a las cableras a presentar una oferta conjunta, sí tendrán que unirse si quieren pujar por las frecuencias de otras bandas, entre ellas la porción que devolverán Movistar, Vodafone y Orange en el rango bajo del espectro, el que se utiliza actualmente para prestar servicios de voz y que es el más rentable para las compañías, porque permite una buena penetración de la señal con un menor gasto en antenas. Industria obligará también a Movistar y Vodafone a realizar inversiones en poblaciones rurales de menos de mil habitantes para intentar cerrar la brecha digital abierta en los últimos años.

A cambio de esas cesiones, las grandes operadoras se garantizan la libertad de poder elegir, cuando entre en vigor el decreto, la tecnología utilizada para dar señal a los móviles, con independencia de la banda de frecuencias utilizadas. La normativa ya ha generado la reacción airada de Yoigo, el cuarto operador nacional, que considera que la solución propuesta «distorsiona claramente la competencia» al no garantizarle frecuencias.