Cowen se enfrenta a una moción de censura del Sinn Féin y a una rebelión de sus compañeros de filas

Manuel Allende LONDRES/LA VOZ.

ECONOMÍA

24 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El Gobierno irlandés se encuentra en estado terminal desde que el pasado domingo se viera obligado a aceptar el plan de rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. El primer ministro, Brian Cowen, no ha tenido que expresar con palabras que a su Gobierno apenas le restan unas semanas de vida. Aceptar que tras la aprobación de los Presupuestos disolverá el Parlamento, es lo mismo que asegurar que en enero o febrero, como muy tarde, habrá elecciones anticipadas en Irlanda.

Pero, por si la presión a la que lo han sometido en los últimos días sus socios comunitarios no hubiera sido suficiente -tanto que lo obligaron a tirar la toalla en su férrea defensa de la integridad financiera irlandesa-, Cowen tiene que hacer frente ahora a los ataques de la oposición, que intenta por precipitar la caída del Gobierno lo antes posible, alentada por por tremenda impopularidad del Ejecutivo y las iras de la población irlandesa.

Ayer los cuatro diputados del Sinn Féin presentaron una moción de censura contra él. Su líder parlamentario, Caoimhghin O Caolain, indicaba entre otras cosas que «El Parlamento debería haber sido disuelto anoche [por el lunes], puesto que Cowen ya no lidera una mayoría», tras la decisión de su socio en el Gobierno, el Partido Verde, de abandonar la coalición con el Fianna Fáil. Y agregaba que «a los irlandeses se les está negando una elección democrática porque el Fianna Fáil y los Verdes quieren poner a los ciudadanos la camisa de fuerza de un presupuesto salvaje y regresivo, un plan de cuatro años y un préstamo de la UE y el Fondo Monetario antes incluso de celebrar elecciones».

Por su parte, un portavoz de Fine Gáel, el principal partido de la oposición, reiteró su llamamiento a una dimisión inmediata del Ejecutivo.

Y si durante el fin de semana ya hubo signos de que algo se quebraba en el partido en el poder, por la división entre los que desean prolongar la agonía de Cowen y los que no aceptan que se mantenga en el poder tras observar la negligencia con las que ha conducido la crisis de las últimas dos semanas, cada hora que pasa son más los correligionarios que están dispuestos a darle la espalda, e incluso a presentar una moción de censura. Una fractura que viene a complicar el rescate.