Bruselas considera que es «un grave error» equiparar a Irlanda con España o Portugal

La Voz REDACCIÓN/LA VOZ. «

ECONOMÍA

Los inversores ignoran el mensaje y se ceban con los dos países, sus candidatos para los próximos rescates

23 nov 2010 . Actualizado a las 13:17 h.

Es un grave error equiparar la situación en Grecia o Irlanda a la de otros países». Así de tajante se mostró ayer el portavoz de Asuntos Económicos y Monetarios de la Comisión Europea, Amadeu Altafaj, quien precisó que la república celta se enfrenta al lastre «de un sector bancario que se encuentra en una situación extremadamente difícil». «No es el caso del sistema financiero español, que, pese a las dificultades, tiene una gran solidez», aclaró.

Altafaj reforzó su argumentación asegurando que el Gobierno español «está afrontando la situación de forma adecuada, con esfuerzos de consolidación fiscal, pero también con reformas estructurales que pueden reforzar el crecimiento y la creación de empleo para fortalecer la confianza». Y subrayó que Bruselas considera que, por el momento, «no es necesario» que España adopte más medidas de austeridad. El Ejecutivo comunitario se desmarcaba así de la posición expresada el pasado viernes por el BCE, quien, por boca de José Manuel González-Páramo, miembro del comité Ejecutivo de la entidad, instó a Zapatero a llevar a cabo nuevas actuaciones para recuperar la confianza de los mercados y «evitar cualquier posibilidad de contagio» de la crisis irlandesa.

Con todo, y por lo que pueda pasar, tanto España como Portugal, en la lista de posibles nuevas víctimas de la saña de los mercados, intentaron ayer por todos los medios distanciarse del malherido tigre celta. Mientras el primer ministro luso, José Sócrates, proclamaba en Lisboa que «Portugal no necesita la ayuda de nadie y solucionará sola sus problemas»; en Madrid, la ministra de Economía, Elena Salgado, negaba tajantemente que España vaya a necesitar un rescate financiero de la UE porque está cumpliendo «al pie de la letra» con su plan de ajustes y cuenta con una economía más diversificada que la de otros países.

Sea como fuere, ni el mensaje del Gobierno, ni el de Bruselas, calaron en los inversores. Una vez rescatadas Grecia e Irlanda, Portugal, primero; y España, después, se convierten ahora en los próximos candidatos al rescate. De ahí que el dinero no dudara ayer en poner pies en polvorosa y abandonar los parqués de estos dos países. En el caso del Ibex, la jornada se saldó con un varapalo del 2,68% y, lo que es más importante, la pérdida de los 10.000 puntos, algo que no sucedía desde principios de agosto. Los bancos españoles, con una elevada exposición a la deuda portuguesa, fueron los principales damnificados. Y como muestra dos botones: Santander y BBVA se dejaron un 4% de su valor en el camino. La Bolsa de Lisboa, por su parte, retrocedió un 1,36%. En Wall Street los valores españoles, también fueron duramente castigados.

La prima de riesgo se recalienta

La huida de los inversores se dejó notar también en la deuda. De hecho, la prima de riesgo de España escaló otra vez por encima del listón de los 200 puntos, mientras que la lusa hacía lo propio sobre la barrera de los 400.