La Reserva Federal inyectará otros 600.000 millones de dólares para impulsar la economía

Juan Pablo Nóbrega NUEVA YORK/COLPISA.

ECONOMÍA

Hasta junio pondrá sobre la mesa 75.000 millones al mes para comprar bonos

04 nov 2010 . Actualizado a las 02:10 h.

Presionado por los mercados pero también por otras voces críticas del mundo económico a causa de la lenta reacción con la que el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ha encarado en los últimos meses la complicada situación de la economía norteamericana, el banco central de Estados Unidos superó ayer todas las expectativas al aprobar la compra de 600.000 millones de dólares (425.000 millones de euros al cambio actual) en bonos del Tesoro. Las hipótesis de los expertos apuntaban a una ayuda algo menor, en torno al medio billón de dólares.

Las nuevas medidas extraordinarias de estímulo estarán en vigor hasta junio del próximo año y serán distribuidas a razón de 75.000 millones de dólares (53.000 millones de euros) mensuales. El anuncio tuvo un impacto inmediato en la cotización del dólar, que llegó a cruzarse a 1,41 unidades frente al euro. En cuanto a la Bolsa, la medida no suscitó grandes reacciones.

Las razones

Como justificación de la iniciativa, la Fed señaló que la compra está dirigida a provocar la rebaja de los tipos de las hipotecas y otras deudas. A la medida se sumarán otros 250.000 a 300.000 millones de dólares con la reinversión de los ingresos obtenidos por el organismo con su propia cartera hipotecaria. La intención es que un crédito más barato estimule el gasto de los consumidores y facilite la creación de empleos por las empresas. La institución financiera ha matizado que está dispuesta a hacer las correcciones que sean necesarias según la evolución de los principales parámetros económicos.

La compra masiva de bonos del Tesoro es una medida poco convencional técnicamente denominada quantitative easing , o expansión cuantitativa. Algunos medios, como The Wall Street Journal , consideran que solo sirve para poner en marcha la máquina de imprimir billetes. Muchos analistas advierten de que no funcionará para acelerar el empleo y, sin embargo, sí es probable que dispare la inflación.

Opositores

Entre los expertos que se han opuesto abiertamente a esta medida están el antiguo asesor de la Casa Blanca durante la presidencia de Bill Clinton, John Taylor, ahora profesor de la Stanford University, y Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía y profesor de la Columbia University. Para Taylor, en vez de lanzar la compra de deuda pública, el Gobierno debería presentar medidas alternativas, como no subir los impuestos y frenar la aplicación de nuevas regulaciones. Stiglitz pone el acento en un nuevo plan de gasto público y menos impuestos.

Pero la Fed parece determinada a seguir adelante con la expansión cuantitativa, una medida a la que ya recurrió a comienzos del 2008 cuando adquirió unos dos billones de dólares en bonos del Tesoro. El objetivo de esta acción es aumentar los precios de la deuda de entre dos y diez años, y, en consecuencia, reducir su rentabilidad, que sirve de referencia para fijar los tipos de los préstamos a largo plazo. Esta actuación, que abarata la financiación, suele animar a los hogares a consumir y a las compañías a volver a invertir.

Creación de empleo

La Fed necesita actuar: el producto interior bruto (PIB) del país está creciendo a ritmo del 2% y para crear empleo tiene que hacerlo al menos al 5%. Y, además, el tiempo apremia: la tasa de paro es ya del 9,6%.

A favor de la máxima autoridad monetaria estadounidense juega también una inflación bajo control, que permanece por debajo del listón del 2%.

Por lo demás, la institución que preside Ben Bernanke también decidió en su reunión de ayer mantener los tipos de interés oficiales en una horquilla comprendida entre el 0 y el 0,25% y reiteró su intención de que el precio del dinero permanezca en esos niveles «excepcionalmente bajos» todavía durante «un período largo de tiempo».