Trece Estados del Pacífico negocian los mismos privilegios con la Unión Europea

La Voz

ECONOMÍA

04 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El coladero de Papúa-Nueva Guinea para introducir atún barato en la UE es solo la punta de lanza de un problema que podría extenderse a medio plazo a trece Estados más del Pacífico.

Islas Cook, Micronesia, Fiyi, Kiribati, Islas Marshall, Mauru, Miue, Palau, Samoa, Islas Salomon, Tonga, Tuvalu y Vanuatu están negociando acuerdos similares con la UE.

Por el momento, solamente Papúa-Nueva Guinea y las Fiyi han logrado convenios de partenariado económico interinos con Bruselas. El 30 de julio del 2009, Papúa firmó el suyo. Y Fiyi lo hizo el 11 de diciembre del mismo año. El Diario Oficial de la UE los publicó el 13 de mayo del 2010, aunque Papúa lo aplica con carácter provisional desde diciembre del 2009. Este Estado comunicó en marzo del 2008 a la Comisión Europea su intención de hacer uso de la derogación de las normas de origen para los productos derivados del atún.

En la práctica esta permisividad hace imposible controlar la procedencia y calidad de sus materias primas, algo a lo que están obligados el resto de los competidores. Fiyi se beneficia también de este mismo privilegio.

Queja

Las quejas del sector conservero español ante la UE se basan en que los productos de atún procedentes de países de África y América Central y Sur, donde las fábricas gallegas han realizado fuertes inversiones y que tienen el mercado europeo como principal objetivo, no pagan ahora mismo aranceles. Pero a cambio están obligadas a cumplir unas normas de origen completas que implican la obligatoriedad de abastecerse de los caladeros de su entorno, con independencia del precio o la cantidad de producto existente.

Los competidores del sudeste asiático pagan un arancel del 24% para vender en la UE. Pero gozan de la ventaja de abastecerse libremente y sin control en cualquier país. Esta circunstancia provoca que, en la actualidad, el 50% de las latas de atún vendidas en Europa provengan del sudeste asiático. Y de ellas un 3% salen directamente de Papúa-Nueva Guinea. El sector teme ahora que la producción masiva en este país acabe inundando el mercado y reventando el negocio en España.