Corbacho augura larga vida a la norma, pese a ser la primera sin consenso de la democracia

N. Bore MADRID/LA VOZ.

ECONOMÍA

10 sep 2010 . Actualizado a las 02:21 h.

Desde el primero al último, los portavoces que ayer fijaron su posición en el Congreso sobre la reforma laboral, y con la única excepción del PSOE, criticaron con dureza el nuevo texto que regulará el mercado de trabajo en el país. Por insuficiente o excesiva, por equivocada o por tardía, el caso es que todo el arco parlamentario coincidió en que la reforma que ayer culminó el Ejecutivo de Zapatero -la primera de la historia que no cuenta con el consenso de los agentes sociales- no es la adecuada.

De hecho, el Gobierno volvió a comprobar su soledad en el hemiciclo al no lograr ningún apoyo. Solo el PNV se inclinó por abstenerse, mientras que el resto de los portavoces airearon su rechazo más rotundo y únicamente Jesús Membrado, en nombre del PSOE, la defendió, calificándola de «equilibrada y profunda», además de «respetuosa con los derechos y las prestaciones de los trabajadores».

Insistió también -sin ningún eco en la Cámara- en que «no rebaja indemnizaciones por despido ni merma derechos» y que es una ley «eficaz, un buen instrumento para transformar el mercado de trabajo». Sin embargo, advirtió que «no será fácil, ni rápido» y que la reforma «no es una receta mágica».

Convencidos de su ineficacia para solucionar los problemas del mercado laboral español (frenar la sangría de empleos o eliminar la temporalidad) todos los grupos lanzaron sus dardos. De «oportunidad perdida» la calificaron Unión del Pueblo Navarro y CiU, mientras que Nafarroa Bai sostuvo que «simplemente dibuja un abaratamiento del despido». En el mismo argumento abundó la portavoz de UPyD, Rosa Díez, al tacharla de «chapuza» y un «fraude más» del PSOE, que «engaña a los ciudadanos» porque abarata el despido no solo de los nuevos contratos, sino también de los antiguos con la extinción por causas económicas. Coalición Canaria, al igual que el PNV, subrayó que la nueva legislación «no gusta ni a empresarios ni a sindicatos ni a ninguna de las fuerzas políticas»

La izquierda

Desde el BNG, Olaia Fernández Davila habló del «momento vergonzoso» que supone la aprobación de la reforma laboral «peor de todos los tiempos de la democracia». Los portavoces de IU-ICV y ERC, Joan Herrera y Joan Tardà, dieron una vuelta más de tuerca y, además de incidir en lo que la reforma supone de sumisión a las tesis de la derecha, hicieron un llamamiento a la huelga general. «Hoy tenemos la oportunidad, y el día 29 la exigencia, de conseguir que el Gobierno rectifique la política más injusta, insolidaria e insostenible de las últimas legislaturas», afirmó Herrera, mientras que Tardà sentenció que «solo nos queda la movilización, hay que salir a la calle».

El PP

Ignacio Echániz, desde las filas del PP, resumió la situación: «Es la primera vez en la historia en que una modificación del marco de las relaciones laborales se hace de forma unilateral, en la soledad más inquietante, en la desconfianza de todos y con profundas divergencias dentro del grupo promotor».

Celestino Corbacho cerró la sesión insistiendo en lo «equilibrado» y «ambicioso» de la reforma, y auguró que, pese a lo que «algunos han dicho», «probablemente sea una reforma más larga de lo que imaginan».