El Gobierno da dos días al PP y a CiU para pactar la reforma laboral

D. Sampedro / A. Torices SANTIAGO/MADRID/LA VOZ.

ECONOMÍA

Blanco exige a las dos formaciones que «pongan las cartas sobre la mesa» y digan qué cambios quieren

14 jun 2010 . Actualizado a las 09:20 h.

«Estamos dispuestos a hablar, a dialogar y a acordar, pero no a perder el tiempo». El vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco, asumió ayer en la práctica el rol de portavoz del Gobierno para enviarle este recado tanto al PP como a CiU y advertirles de que la reforma laboral es inaplazable y que será aprobada, con o sin consenso, en la reunión que celebrará el Consejo de Ministros el próximo miércoles. El objetivo, dijo el ministro, consiste en combatir la precariedad y «garantizar» más contratos estables, pero dejó claro que «no hay prórroga» posible.

En su intervención en la conferencia política celebrada por el PSOE gallego en Santiago, Blanco se encargó de cortarle el paso a la petición esgrimida por Mariano Rajoy, y compartida también por CiU, de ampliar el plazo para negociar la reforma laboral en aras de alcanzar un amplio acuerdo político. «El tiempo es el que hay», subrayó José Blanco, que también exhortó a los populares a que pongan sus «cartas sobre la mesa» y digan con claridad cuál es la reforma que haría el principal partido de la oposición en caso de que no les valga la que va a proponer el Ejecutivo de Zapatero.

También le envió otro mensaje a Rajoy, al que buscó insistentemente en su intervención, al señalar en presencia de otros dos ministros (Elena Espinosa y Francisco Caamaño) que en el Gobierno están «dispuestos a flexibilizar y a favorecer las condiciones para la contratación», pero en ningún caso a «derogar» derechos básicos de los trabajadores, algo a lo que -insinuó- podría estar tentado el PP.

Defensa del plan de ajuste

El dirigente socialista también dedicó buena parte de su discurso a defender las medidas de ajuste aprobadas por el Gobierno del Estado, pero recordó que formaban parte de una estrategia comunitaria para defender el euro porque «estaba en peligro». «Dicen que nos han obligado, ¿y qué?», enfatizó, como restándole importancia y puntualizando que también los obligan «todos los días» infinidad de directivas promovidas desde la Unión Europea.

A la respuesta dada por el Ejecutivo central, contrapuso Blanco el «comportamiento cerril» de Rajoy, al que acusó de afanarse en conseguir el poder a cualquier precio.

El Gobierno despliega desde la semana pasada una intensa actividad con los partidos políticos, en especial con CiU, PNV, ERC y Coalición Canaria (CC), pero también con el PP, con el objetivo de obtener un amplio apoyo parlamentario para la reforma laboral, que se plasmaría el próximo día 22 de junio en el pleno del Congreso, cuando la Cámara tendrá que ratificar o rechazar el real decreto ley. El objetivo es doble: no volver a tener que transitar por la cuerda floja de la aprobación por la mínima, como ocurrió el 27 de mayo con la sesión de infarto en la que se ratificó el plan de recorte del gasto público, y obtener un apoyo político importante a la reforma que suavice la posible réplica de una huelga general convocada por los sindicatos mayoritarios. Sin embargo, pese a sus apuros, el Gobierno no quiere mostrarse débil ni que parezca que está de nuevo en manos de las minorías.

Hasta el momento, solo la izquierda parlamentaria ha puesto las cartas sobre la mesa. El voto de IU, BNG y Nafarroa Bai, en consonancia con el de los sindicatos, será no. ERC es de las que más cerca del documento del Gobierno puede estar, al igual que CC. El PP no descarta incluso el sí, pero sigue sin hablar claro. La número dos popular, Dolores de Cospedal, se limitó ayer a decir que su partido apoyará «todas las reformas que sean buenas para los trabajadores de toda España».

Huelga adelantada

CiU enseña los dientes, pero aún no se sabe si es porque se encamina al no o por estrategia negociadora. De momento dice que el borrador «no satisface a nadie», y su presidente, Artur Mas, aseguró ayer que «no dará un cheque en blanco a Zapatero». El PNV, por el momento, no ha dicho ni una buena palabra sobre el borrador y cuenta, además, con una presión hacia el no: ELA ya ha convocado huelga general para el día 29.