Europa se aprieta el cinturón bajando salarios, congelando pensiones y subiendo impuestos

Juan Oliver BRUSELAS/LA VOZ.

ECONOMÍA

La crisis ha vaciado las arcas de casi todos los socios.

23 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

La fiebre del ajuste afecta a toda Europa, porque son muy pocos los países que pueden mirar con tranquilidad sus cuentas públicas. Los multimillonarios rescates de bancos, las ayudas a los sectores en peligro de la economía productiva y el creciente gasto en subsidios de desempleo han dejado a la mayoría en números rojos en apenas dos años.

De los veintisiete socios de la Unión Europea, veintidós superan los límites de déficit admitidos por las normas comunes del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (el 3% del PIB). Y algunos, como Grecia, España, Irlanda y Portugal, lo hacen con cifras que multiplican por tres y hasta por cuatro esa cantidad, poniendo en duda su solvencia y su capacidad de crecimiento en el futuro.

Imperativo

El plan español de recorte de gasto público no es, pues, el único, ni el más duro, ni probablemente el más injusto. El ahorro es un imperativo para todos, e incluso hay países, como Bélgica, que hasta se plantean reducir el número de trenes en circulación para reducir costes. Es cierto que los Gobiernos tienen autonomía para decidir qué medidas de ajuste emplean, pero también lo es que las fórmulas a su disposición no son muy variadas: aumentar los ingresos vía impuestos, y reducir los gastos recortando salarios de empleados públicos, pensiones e inversiones son las más habituales.

El plan más duro, claro, es el de Grecia, cuyo Gobierno prevé bajar el sueldo de los funcionarios, con un método que difiere del español: se rebajarán un 30% las dos pagas extra de las que disfrutan los empleados públicos, y un 2% lo que reciben por conceptos variables de la nómina. Los trabajadores de empresas públicas, además, sufrirán un 7% de recorte medio en sus salarios. Se congelarán todas las pensiones, y se reducirá en 500 millones la inversión en infraestructuras y en 200 millones el gasto en educación.

Atenas también quiere recaudar más para tapar el agujero negro de su déficit, con una reforma fiscal que permitirá que las arcas del Estado ingresen unos 2.400 millones anuales (el 1% del PIB heleno) adicionales, subiendo prácticamente todos los tributos. Se elevarán hasta dos puntos todos los tramos del IVA, así como los gravámenes sobre el consumo de carburantes, tabaco, bebidas alcohólicas y bienes de lujo. También se eliminarán muchas exenciones fiscales, y se crearán tasas especiales sobre el consumo de energía de los hogares (5 euros al año) y las empresas (2,5 euros).

Portugal e Irlanda

En Portugal, José Sócrates también ha anunciado subidas del IVA y del impuesto sobre la renta, que crecerá hasta punto y medio en sus tramos más altos. También prevé subir 2,5 puntos el impuesto de sociedades para las grandes corporaciones, incluidas la mayoría de los bancos y entidades financieras.

En Irlanda, donde el impuesto de sociedades está entre los más bajos de Europa, el Gobierno ha preferido combatir el déficit por la vía del ahorro, con un plan destinado a ahorrar 4.000 millones mediante recortes en el gasto corriente. Aunque también estudia crear una tasa especial sobre los combustibles, trata de incentivar el consumo reduciendo en medio punto algunos tramos del IVA.