Doce minutos para una decisión que ha costado nueve meses

M. Á. R.

ECONOMÍA

07 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«Un mensaje tranquilo y sin entrar en demasiados detalles». Así resumía ayer una fuente próxima al consejo de administración de Caixanova la esencia del discurso que utilizó el presidente de la entidad, Julio Fernández Gayoso, para solicitar la autorización que le permitirá sentarse a partir de hoy mismo con Caixa Galicia para negociar una fusión.

El punto estrella del orden del día en el consejo extraordinario de Caixanova se despachó en doce minutos exactos. Gayoso, que presidía una mesa compuesta por 19 consejeros y el director general de la entidad, José Luis Pego, comenzó explicando que tras las conversaciones mantenidas con el Banco de España en los últimos días se llegó a una reunión con el presidente de la Xunta y con José Luis Méndez, el director general de Caixa Galicia, en la que las tres partes convinieron iniciar conversaciones para «analizar la posible confluencia de las cajas gallegas en un proyecto común». Esa misma expresión, eludiendo el término «fusión», se utilizó luego en el comunicado formal de la caja, al término del consejo.

Pero dentro, Gayoso evitó eufemismos y habló abiertamente de fusión. Sin referencia alguna a la «absorción» ni tampoco a la «paridad». Pero sí al «cambio de escenario».

El pasado mes de diciembre, los mismos 19 consejeros escucharon por boca de su presidente que el proyecto de fusión planteado por la Xunta era «inviable» y que no le convenía a Caixanova. Entonces los números no daban. ¿Y ahora? Según ayer explicó Gayoso, ahora las cosas han cambiado. Fundamentalmente, porque el protagonismo está en el lado de las cajas y menos en el alero político. Pero también porque el Banco de España ha «atendido» los planteamientos y discrepancias de Caixanova con la auditoría encargada por la Xunta.

El presidente de la caja viguesa renegó del «ruido» mediático generado en torno a la fusión, criticó las «intoxicaciones» y también los posicionamientos políticos estridentes. Reclamó un voto de silencio y subrayó varias veces la palabra «prudencia». Solo tres consejeros hicieron preguntas, y ninguna para pedirle a Gayoso un pronóstico de futuro. Ni siquiera fue preciso votar. Nadie se opuso a negociar con Caixa Galicia un «proyecto común».