Caixanova y Caixa Galicia vuelven otra vez a negociar con la Xunta una fusión «urgente»

M. Á. Rodríguez / S. Vázquez

ECONOMÍA

Gobierno y Banco de España presionan a las entidades para que cierren un acuerdo en cuestión de días

23 mar 2010 . Actualizado a las 15:28 h.

La presión del Banco de España para que Caixa Galicia y Caixanova resuelvan sus estrategias de futuro «en cuestión de días» ha reactivado los contactos para la posible fusión de las cajas gallegas. Las cúpulas de las dos entidades llevan días madurando esta posibilidad, con el arbitraje de la Xunta y al margen de la polémica que sigue abierta sobre el recurso interpuesto contra la ley de cajas gallega. La conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás, admitió ayer desde Madrid que las negociaciones «se han intensificado» y pidió «máxima generosidad» a todas las partes implicadas para llegar «al mejor acuerdo posible para Galicia».

En la misma línea se expresó el conselleiro de la Presidencia, Alfonso Rueda, al ser preguntado por las negociaciones con el Gobierno. Rueda significó que el diálogo sigue siendo posible y subrayó que es «factible» pactar una fusión al margen de la polémica sobre la ley de cajas.

Los equipos de José Luis Méndez, director general de Caixa Galicia, y de Julio Fernández Gayoso, presidente de Caixanova, llevan días calculando los flecos y el necesario adelgazamiento de ambas entidades para la fusión (la auditoría de KPMG preveía prescindir de casi 1.300 trabajadores y cerrar 350 oficinas).

La Xunta no ve con malos ojos la posibilidad de que Gayoso y Méndez piloten el proceso de fusión, que daría luego paso a un futuro equipo directivo emanado de las segundas generaciones de las propias cajas y donde José Luis Pego, actual director general de Caixanova, y Javier García Paredes, director general adjunto de Caixa Galicia, cobrarían protagonismo.

El Banco de España mantuvo en las últimas tres semanas reuniones con Caixa Galicia, con Caixanova y con la Xunta. El «mensaje» del regulador es que solo aceptará un proceso de fusión «solvente», que no genere crispaciones sociales como las vividas en Vigo en los últimos meses, y que sea comandada por personas de acreditada experiencia en el sector.

El Ejecutivo gallego trata de evitar que se hable de vencedores y vencidos en esta delicada operación. La intención es centrar el discurso en la «mejor solución» para Galicia.

Las conversaciones se han acelerado en la última semana, con varias reuniones al más alto nivel y con un trabajo intenso de las cajas sobre los costes de la posible alianza.

Fuentes próximas a la Xunta dan por hecho que la nueva entidad fusionada repartiría sus sedes y sus centros de decisión en varias ciudades y siempre apelando a la «igualdad y paridad» que puso encima de la mesa el presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, y compartieron tanto las fuerzas sindicales y empresariales como el Bloque Nacionalista Galego. El PSOE, que apuntó muchas dudas sobre la viabilidad de esta fusión, acepta que sean ahora las cajas las protagonistas de la operación. Los socialistas gallegos fueron muy críticos con el intento del Gobierno gallego de someter al consejo de Caixanova, crítico con la fusión, utilizando para ello la nueva ley de cajas que aprobó en diciembre el Parlamento autonómico.

La posición actual, con las dos cajas sentadas de nuevo a la mesa para negociar una salida de futuro conjunta, viable y en clave gallega, no solo cumple con el mandato del Parlamento para el futuro del sector financiero, sino que también tendría el «respeto» del PSdeG.

Caixanova, que tenía previsto llevar a su consejo este jueves las negociaciones para participar en alianzas fuera de Galicia (el SIP pilotado por Cajastur y Caja Cantabria, o el que lideran Caja Navarra y Caja Canarias), aguardará al resultado de las conversaciones con la Xunta.