El consejo de administración de ONO dio ayer luz verde a un aportación de 200 millones de euros por parte de los accionistas de la firma, que se instrumentará a través de un préstamo participativo. El operador podrá disponer de 125 millones de manera inmediata para impulsar sus planes de negocio, mientras que los 75 restantes quedan reservados, y se desembolsarán en función de las necesidades de liquidez de la firma de comunicaciones.
Con esta operación, la compañía da un paso más en el cierre de su refinanciación, que garantiza la estabilidad financiera para los próximos años. A medio plazo, ONO podría poner sobre la mesa la utilización de diferentes vías de generación de recursos financieros, como una emisión de bonos, una ampliación de capital o incluso una salida a Bolsa.
Para la consejera delegada de Ono, Rosalía Portela, el compromiso adquirido ayer por el consejo «refuerza la estabilidad de la compañía, su capacidad de crecimiento, y pone unos cimientos sólidos que permitirán acometer nuevas inversiones en el despliegue de la red de fibra óptica, concentrarse en el lanzamiento de nuevos productos, desarrollar el negocio de telefonía móvil y afianzar aún más la relación con los clientes».