La ganancia más jugosa de las grandes plazas internacionales

La Voz

ECONOMÍA

18 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Al cierre del 2007, cuando la crisis todavía no exhibía la virulencia que adquiriría después, la Bolsa española consolidaba su privilegiada posición de liderazgo como la más rentable entre los principales mercados internacionales de los últimos diez años. Según datos de Morgan Stanley Capital International, el rendimiento medio anual en ese decenio, incluyendo los dividendos repartidos por las empresas, era del 11,9%, frente al 7,7% de Alemania, el 5,8% de Estados Unidos, el 8,1% de Italia, el 8,8% de Francia, el 5,4% del Reino Unido o el 3,1% de Japón.

En el ejercicio que se acaba de cerrar, también ha sido la que más alegrías ha deparado a los inversores, a excepción de algunos mercados emergentes como el de Brasil. Y eso que, todos los organismos internacionales están de acuerdo en afirmar que España será el país que más tardará en superar el bache.

Hay varias razones que explican esta aparente contradicción. Primero, y sobre todo, no hay que perder de vista que la composición del Ibex apenas refleja la realidad económica española. La construcción representa el 12% del PIB nacional mientras que en la Bolsa su peso es marginal, sobre todo teniendo en cuenta que los últimos años las constructoras españolas han diversificado ?-geográfica y sectorialmente- su modelo de negocio. Lo mismo ocurre con la automoción, que no está representada en el parqué. Por el contrario, la banca, que aporta solo el 5% del producto interior bruto, tiene un protagonismo indiscutible en el mercado de acciones. Solo los dos grandes, Santander y BBVA, suman más de un tercio del Ibex.

Por si esto fuera poco, más de la mitad de los beneficios de las 35 empresas que componen el principal indicador del parqué nacional se generan fuera de las fronteras patrias, en buena medida de Latinoamérica.

Así las cosas, el Ibex ha logrado sortear con mayor solvencia que sus competidoras las dos crisis bursátiles de la década (la tecnológica y la actual). Con todo, y según reza otro dicho bursátil: ««Dios no quiera que tengas que vivir tiempos históricos».