Tensiones territoriales y políticas bloquean cinco fusiones de cajas

ECONOMÍA

El futuro de Caixanova y Caixa Galicia podría cerrarse antes de tres semanas, según fuentes financieras

08 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuando la política entra en las finanzas, el dinero puede salir por la ventana. La expresión la podrían firmar cualquiera de los diez ponentes, entre ellos el ex ministro Jordi Sevilla, que firman el documento Pasado, presente y futuro de las cajas de ahorros. El informe, elaborado por representantes del PP y del PSOE como un ejemplo de concordia en el tema económico, aboga por dejar atrás «interferencias políticas, de manera que se garantice la independencia y la profesionalidad en la gestión de las cajas de ahorros».

Pero la política y las tensiones territoriales están frenando o bloqueando planes de reestructuración del sector en España, un proceso de concentración que redujo un 40% el número de entidades de este tipo entre 1985 y 1998, pero que se frenó de raíz a partir de esa fecha. Ahora, al calor del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (el FROB, con 9.000 millones habilitados este año para facilitar las integraciones), los procesos se han retomado con fuerza. Pero algunos de los previstos, o cuando menos deseados por parte del sector financiero, se han truncado por personalismos, localismos o interferencias políticas. Galicia presenta uno de los casos más sobresalientes del mapa español, con un dirigente, Julio Fernández Gayoso, que lidera la oposición a una fusión de Caixanova con Caixa Galicia, acompañado por empresarios del sur de la comunidad y ahora también por el PSOE vigués.

El calendario

Feijoo, que tiene la última palabra por su capacidad para vetar cualquier operación en las cajas, repite siempre que su calendario le marca que antes de final de año tiene que encontrarse una solución. Fuentes financieras creen que la última pieza del puzle gallego se colocará «antes de tres semanas», es decir, durante este mes de noviembre.

Las dificultades del caso gallego no son excepcionales. La misma tensión se advierte en Levante, donde se acaba de reabrir la posibilidad de fusionar la valenciana Bancaja (tercera mayor entidad de ahorros de España) y la alicantina CAM (cuarta). La Generalitat entiende que su alianza -anhelada desde los noventa, primero por el PSOE y ahora por el PP- servirá para fortalecer el sistema financiero de ese territorio y, de paso, como blindaje para evitar tentaciones de entidades foráneas (aparece Caja Madrid en el horizonte) para hacerse con alguna de sus dos financieras.

A diferencia del caso gallego, en Valencia su Gobierno tiene más peso sobre las cajas porque elige directamente a representantes en los consejos de las entidades, algo que le podría permitir avanzar hacia esa alianza que apadrina ya el propio Francisco Camps y a la que se ha puesto fecha: no más allá del 2011. Sin embargo, en Alicante empresarios y otros agentes sociales ya se han puesto en contra de esa fusión.

En Canarias las luchas localistas entre Tenerife y Las Palmas se han resuelto de una forma que no convence al Gobierno insular. Una de sus entidades se ha hermanado con Caja Navarra y otra, con la aragonesa CAI y con la entidad de ahorros de La Rioja. La Administración canaria, sin embargo, mantiene que el futuro debería llevarlas a converger.

El caso más palmario de interferencias territoriales y políticas se produjo hace once meses en el País Vasco. PP y PSOE recelaban de la alianza Kutxa-BBK propiciada por el PNV. Menos de cinco votos en la asamblea de la primera firma, de San Sebastián, dio al traste con el germen de la gran caja vasca. Un toque de atención que no pasó desapercibido en otros territorios. En Andalucía, Cajasol se desmarcó antes de una operación similar con Unicaja porque en Sevilla no se veía con buenos ojos.