General Motors se deshace de Pontiac y de Saab, y echa a 21.000 empleados

Amandine Ambregni

ECONOMÍA

28 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El fabricante de automóviles General Motors (GM) presentó ayer una versión endurecida de su plan de reformas rechazado a finales de marzo por la Administración estadounidense, que extiende las supresiones de empleos hasta los 21.000 puestos y simultáneamente reestructura su deuda de 27.000 millones de dólares. El gigante automovilístico de Detroit presentó también ayer un plan industrial que le permitiría ser beneficiario de un mercado estadounidense de 10 millones de matriculaciones por año, frente a los 15 o 17 millones antes de la crisis.

Si la reestructuración financiera de GM resulta aceptada por los accionistas, el Estado federal y el sindicato de automóviles UAW controlarían conjuntamente el 89% del capital del fabricante, frente al 10% para los titulares de obligaciones. Los accionistas actuales se quedarían con solo un 1%.

La firma, que debe demostrar a la Administración de Barack Obama que es capaz de regresar al equilibrio financiero, va a suprimir de 7.000 a 8.000 empleos extras, para dejar finalmente sus efectivos de producción en Estados Unidos en 40.000 en el 2010; a finales del ejercicio pasado eran 61.000. Paralelamente, el total de plantas pasará de 47 a 34 desde este mes hasta acabar el 2010; y se quedará en 31 cuando en el 2012. La red de concesionarios, sobredimensionada, bajará 42% en un ejercicio.

Por su parte, la Casa Blanca declaró este lunes que la propuesta sobre su deuda «representa una etapa importante en los esfuerzos de reestructuración de la compañía».

Terminando con las especulaciones de los últimos días, GM también anunció la desaparición de su marca Pontiac el año próximo, a la que pretendía conservar. De esta manera, la empresa se enfocará en las cuatro grandes marcas estadounidenses Chevrolet, Buick, Cadillac y GMC. «Queremos asegurarnos de poner los recursos tras las marcas adecuadas para volver a ganar mercado», declaró el presidente de la empresa, Fritz Henderson. El ejecutivo también destacó conversaciones «con varias partes» para la cesión de la marca Hummer de todoterrenos, «negociaciones en curso» sobre la marca Opel, y prometió una decisión de aquí a fin de año sobre Saab y Saturn.

Henderson subrayó que estas medidas deberían permitir que GM evite declararse en quiebra, siempre que los poseedores de obligaciones acepten la propuesta. «Si debemos declarar quiebra, lo haremos», destacó tras advertir que en ese caso «es posible que los poseedores de obligaciones no reciban nada por sus títulos».

La operación prevé la transformación de 27.000 millones de dólares de deuda en acciones comunes. Los poseedores de obligaciones recibirán en acciones el equivalente del 38% de su valor en su crédito. Esos accionistas deberán entregar sus títulos antes del 1 de junio, la fecha límite fijada por el Estado para que GM ponga en práctica su plan de reestructuración. Para ser aceptado por el Estado, la oferta necesitará una tasa de respuesta superior al 90%.

Por su parte el Gobierno federal renunciará a la mitad de su crédito al 1 de junio, para convertir en acciones 10.000 millones de dólares de obligaciones.

El sindicato UAW aceptaría que GM financie en forma de acciones la mitad de lo que debe por concepto de cobertura médica de sus jubilados.

A pesar de una perspectiva de nacionalización de hecho en GM, el mercado se mostraba entusiasta y subía en bolsa. Mientras, la filial canadiense de General Motors prevé suprimir 5.900 empleos hasta el 2014, el 60% de sus efectivos en el país.