Los viejos temores sobre el estado de salud del sistema financiero sobrevolaron de nuevo ayer las bolsas. Después de haber recibido la semana anterior con entusiasmo los resultados de Wells Fargo, JP Morgan, Goldman Sachs y hasta Citigroup, los inversores volvieron ayer a la cruda realidad de la mano de las cuentas del Bank of America, el mayor banco estadounidense. Y es que, aunque es cierto que sus beneficios han superado con creces las estimaciones de los analistas -ha ganado en el primer trimestres más que en todo el 2008-, no lo es menos que la entidad maneja unas previsiones un tanto alarmantes en el capítulo del deterioro de la calidad del crédito. No en vano, ha incrementado un 122% sus provisiones para hacer frente a los préstamos de dudoso cobro. Es decir, que las cuentas de los tres primeros meses del ejercicio podrían quedarse en un mero espejismo.
A la vista de los malos augurios de los responsables del mayor banco estadounidense, que hablan de «un escenario extremadamente difícil» para los próximos trimestre , las bolsas frenaron en seco su remontada y se entregaron a las pérdidas. En el caso del Ibex 35,?la jornada se saldó con un descenso del 3,46%, que dejó el indicador por debajo de los 8.800 puntos. El mercado ponía así fin a seis semanas de subidas ininterrumpidas, que habían encumbrado al índice por encima de los 9.000 puntos.
Y es que, además de la reaparición de las dudas sobre el estado de salud de la banca, a los inversores les falló también el otro pilar que sustentaba el rali: la esperanza de un próximo final de la recesión. Ayer se publicó en Estados Unidos el índice de indicadores adelantados, el dato más utilizado para evaluar las perspectivas económicas a tres y seis meses vista, que registró una caída del 0,3%, mayor de la esperada, lo que parece indicar que la recesión seguirá vigente, al menos, durante el verano.
En el resto de las principales plazas del Viejo Continente, los varapalos oscilaron entre el 2,5% de Londres y el 4,07% de Fráncfort.
Fuerte caída del petróleo
Las ventas se hicieron notar también en el mercado internacional del petróleo. Tanto es así que el barril de crudo brent, la referencia en Europa, llegó a cotizarse en Londres por debajo de los 50 dólares. En los peores momentos del día bajó casi un 7%.