La bola de nieve creció tras un SMS en un pueblo toledano

R.?S.

ECONOMÍA

01 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El episodio se prestaba inicialmente para la anécdota. A finales de enero del 2008, la emisora local de radio de Los Yébenes, municipio toledano de apenas 6.400 habitantes, informó de que una empresa, ITM, había quebrado. Sensibilizada la población por las noticias que le llegaban sobre la crisis financiera -de Estados Unidos ya se sabía del mal estado del sector bancario- y porque en el pueblo varios vecinos habían sufrido la estafa de Fórum y de Afinsa, algún oyente creyó entender el nombre de CCM. Y de la confusión comenzó el baile de mensajes de móvil: la caja había quebrado y los ahorros peligraban. Comenzó el pánico.

Al día siguiente, en la oficina de la entidad se concentró un grupo significativo de personas para pedir explicaciones a los empleados y, de paso, retirar una alta cantidad de dinero. Un millón de euros se fue de los depósitos de CCM, que se vio obligada a explicar que se trataba de un rumor. La cosa se calmó y se pudo recuperar una parte -no todo- de lo sacado por los clientes.

«Se ha demostrado que aquello generó un problema, que junto a una gestión deficiente de los gestores y algunas inversiones mal planificadas, sobre todo estos dos últimos factores, han llevado adonde estamos hoy», explica Fernando Botica, representante de CC.?OO. en el comité de empresa de la entidad manchega y veterano trabajador de la firma.

Otros clientes del resto de Toledo, y también en Cuenca, recibieron en los meses siguientes al episodio de Los Yébenes los mismos avisos. Y siguió la retirada de fondos. La bola de nieve había ido creciendo. Ahora, un documento del sindicato estima que desde aquel enero del 2008 hasta inicios de marzo se retiraron 2.000 millones de euros de diferentes sucursales de la entidad. Solo en los tres últimos meses, algo más de 300. El Gobierno de Castilla-La Mancha y también el de Andalucía han culpado directamente al PP de incitar a esa retirada con declaraciones que dejaban entrever que la entidad no era fiable. De hecho, el PSOE dice que unos pocos episodios (declaraciones de María Dolores de Cospedal, dimisión de consejeros del PP en la caja...) llevaron a los impositores a retirar más de 600 millones. Todo ello terminó con la liquidez de una caja que, a la vez, veía como se depreciaban sus activos por la caída del sector inmobiliario y caía su patrimonio. «Al final, esto era inevitable, y llega tarde», lamenta Botica.

Atendiendo al precedente, se comprende que la Generalitat tratara ayer de desactivar cualquier rumor sobre el estado de las cajas catalanas tras unas manifestaciones de un consejero del Banco de España sobre la seguridad de esas firmas.