Así ocurría ya con la firma Inveraván Gestión de Inversiones, que reunió a los empresarios gallegos Manuel Jove, Epifanio Campo y Jacinto Rey, junto con la propia Ence, y que aspiraba a un total de 638 megavatios eólicos que, teóricamente, servirían para financiar el polémico proyecto. El grupo se quedó fuera del reparto del viento que manejó el BNG. Y sus socios aclararon después que nunca se comprometieron a abrir una papelera, sino a estudiar las posibilidades del negocio en Galicia, incluyendo el traslado de las instalaciones de Lourizán.