El Santander reclama que las medidas que se adopten en la reunión no fomenten la competencia desleal entre bancos

Agencias

ECONOMÍA

12 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El consejero delegado del Grupo Santander, Alfredo Sáenz, aseguró ayer que las medidas que se están tomando en todo el mundo para ayudar a los sistemas financieros y las que se adopten en la próxima reunión del G-20 en Washington no deben generar «competencia desleal» entre las entidades financieras. Durante su intervención en la asamblea anual del Instituto de Empresa Familiar, Sáenz explicó que así prevalecerá la igualdad de oportunidades para el conjunto de los bancos.

En estos momentos, añadió, es «fundamental» la cooperación internacional y el «entendimiento común» de «dónde están los problemas» y del tipo de soluciones que se han de decidir.

Sobre las distintas medidas adoptadas recientemente por el Gobierno español para ayudar al sistema financiero, Sáenz aseguró que el Ejecutivo «no está ayudando a la banca, sino a que esta pueda financiarse para financiar a la economía. También dijo que aún es pronto para saber los efectos que tendrán sobre la economía real las subastas de activos de la banca, la primera de las cuales será el próximo 20 de noviembre, y opinó que si todas estas medidas funcionan bien «lo lógico» es que sirvan para que las entidades «con más apreturas» puedan desarrollar una política crediticia «más normal».

Asimismo, el «número dos» del Santander anticipó que la actual situación de crisis encarecerá los créditos que concede la banca, puesto que esta tiene más dificultades para obtener liquidez y tiene que pagarla más cara, por lo que «es lógico» que traslade estos encarecimientos a sus clientes.

La crisis cambiará la banca en muchos sentidos. Entre ellos, Sáenz resaltó que convertirá al ahorrador en el nuevo «rey» del sistema financiero, como antes lo era el deudor.

American Express

Por otra parte, la Reserva Federal (Fed) estadounidense dio ayer su visto bueno a la conversión de American Express en un banco comercial, lo que le permitirá acogerse a los programas de financiación de bajo coste de la autoridad monetaria. El gigante de las tarjetas de crédito sigue así los pasos dados en septiembre, tras la caída de Lehman, por los hasta entonces bancos de negocios Goldman Sachs y Morgan Stanley.