En lo más crudo de la tormenta financiera, el BBVA consiguió cerrar el tercer trimestre de este año con unas ganancias de 1.392 millones de euros, un 4% más que en el mismo período del ejercicio anterior. Será un tiempo «que siempre recordaremos», comentó el consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri, en alusión a la sequía de los mercados financieros y la debacle que ha arrasado con el prestigio y la solvencia de grandes competidores. En lo referido al beneficio acumulado hasta septiembre, asciende a 4.501 millones de euros, un 5,4% menos que en el 2007, caída que desde la entidad justifican por ciertas operaciones singulares del pasado ejercicio, como la venta de la participación en Iberdrola y la desinversión en bienes inmuebles.
Por el contrario, BBVA solo se ha desprendido este año de la participación en Bradesco y ha financiado prejubilaciones por 470 millones de euros, de lo que resulta una aportación sensiblemente menor, del orden de 180 millones de euros.
Por eso, Goirigolzarri resumió que el resultado recurrente del banco en lo que va de ejercicio se puede cifrar en 4.321 millones de euros, un 9,1% más. Pero, sobre todo, el consejero delegado se esforzó en resaltar la posición de liquidez del grupo: los depósitos con los que cuenta equivalen al 48,8% de sus activos, la proporción más elevada entre los quince bancos europeos que pueden considerarse directos competidores.
La tasa de morosidad entre los clientes del BBVA ha repuntado en septiembre hasta el 1,54%, lo que casi duplica el 0,88% que presentaba doce meses antes. Pero el índice de cobertura para atender futuros problemas se sitúa en un nivel del 127%, prácticamente el doble de la media europea. Goirigolzarri adelantó que la morosidad cerrará el año por debajo del 2% para los negocios en España, frente al 1,45% actual y al 0,61% del pasado diciembre, y aseguró que en el 2009 «no se dará un avance superior».
América del Sur aportó al beneficio del grupo 539 millones de euros, un 17,7% más, circunstancia que José Ignacio Goirigolzarri aprovechó para deslindar «el mundo real» en que se desarrollan los negocios de países como Argentina de las sobrerreacciones que a veces se producen en el ámbito financiero. Con el Banco Francés como referencia -«uno de los mejores del país, y en plena forma», según dijo-, el consejero delegado de BBVA restó importancia a los efectos de la nacionalización de las gestoras de fondos de pensiones.