La OCU detecta que no todas las latas de sardina tienen esa especie

E. A.

ECONOMÍA

26 jun 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Después de la atún, la lata más popular es la de la sardina. Pero, según la Organización de Consumidores y Usuarios (ONU), no siempre se come esa especie cuando se tira hacia atrás de la anilla de esas conservas, especialmente si es de determinadas marcas. Un análisis realizado por la entidad sobre 25 latas de sardinas de otras tantas casas comerciales revela que no siempre dentro del envase hay un ejemplar de Sardina pilchardus , que es la que se encuentra en las rías gallegas, pero también en el mar Mediterráneo y en aguas del banco canario-sahariano. En ocasiones, (en siete de las muestras analizadas) hasta en lo que se envasa en las líneas de producción son algunas de la decena larga de especies afines que tiene, como pueden ser la alacha o el sábalo, que son completamente distintas a la pilchardus . Por no llevar, no llevan el apelativo de sardina ni el mismo nombre científico, caso de la Sardinella aurita (alosa), de la Alosa spp. (sábalo), o de la Engraulius ringens (anchoveta).

Según el análisis de la OCU, en dos latas incluso se mezclaban la sardina común con sus familiares más o menos próximos, algo que el organismo mantiene que está prohibido por la ley.

Confusión

La organización también ha analizado el etiquetado del producto y advierte de lo que en muchas ocasiones han denunciado el propio sector pesquero: que en los envases se llama a engaño sobre el origen y procedencia del pescado que hay en el interior. Así, la OCU pone de relieve que no es lo mismo una «conserva de sardinas de las rías gallegas» -hecha con sardinas pescadas en el litoral gallego- que una «conserva elaborada en las rías gallegas» -en una fábrica emplazada en la zona-, con las que a veces se confunde al consumidor.

Más de semillas que de oliva

No es la única irregularidad que la organización de consumidores ha encontrado al abrir las 25 latas de sardina. También en el aceite han detectado anomalías. Así, si en 19 de las marcas analizadas, sí era de oliva el empleado, en otras seis estaba mezclado y la proporción de aceite de semillas utilizado -principalmente de soja o girasol- era superior incluso al de oliva.

El análisis encargado por la OCU ha comprobado además que la talla mínima que se debe respetar en las sardinas capturadas es de 11 centímetros, pero tras observar que los animales se conservan sin cabeza ni cola la ha situado en seis centímetros, por debajo de la cual suspenden a la marca.

Con esos parámetros, el estudio concluye que solamente una de las latas analizadas tiene una calificación muy mala, ya que cuatro de los siete peces que contiene miden cinco o menos centímetros, y dos marcas incluyen animales «demasiado desparejados» por su tamaño, cuando la legislación establece que el tamaño de los animales sea similar.