La Unión Europea suprimirá las subvenciones para los cultivos destinados a producir carburantes verdes
15 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Mientras que ayer en Brasil comenzaban las reuniones técnicas preparatorias para la trigésima edición de la Conferencia Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que mañana será inaugurada oficialmente, al otro lado del océano el relator especial de la ONU para el Derecho a la Alimentación, el suizo Jean Ziegler, declaraba que la producción masiva de biocombustibles «es un crimen contra la humanidad».
Su afirmación, fundamentada en el impacto que el cultivo de cereales para este tipo de carburantes tiene en los precios mundiales de los alimentos, se suma a las voces de alerta que el pasado fin de semana lanzaron otros organismos, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Sus últimos estudios dibujan un terrible futuro en el que los elevados precios se traducirán en cien millones más de pobres en el mundo, lo que amenazará la paz, como ha ocurrido ya en países como Haití, Egipto, Indonesia, Madagascar, Mauritania o Filipinas.
Ziegler advirtió que el mundo se encamina «hacia un período muy largo de disturbios» y conflictos derivados de la escasez de alimentos y de la imparable escalada de sus costes, que será ?-así como su relación con los biocombustibles- uno de los asuntos centrales que tratará la Conferencia regional de la FAO para América Latina y el Caribe, que se celebra en Brasilia.
Aunque el uso de cereales para producir biocarburantes no es el único factor que ha causado el desmesurado encarecimiento de los alimentos, sí ha tenido un efecto determinante, pues por primera vez el consumo humano tiene competencia.
Ante esta situación de crisis global, el ministro francés de Agricultura, Michel Barnier, propuso ayer en Luxemburgo, en el transcurso de una reunión con sus homólogos de la Unión Europea, la adopción de medidas orientadas a reforzar la agricultura comunitaria y a aumentar la ayuda para ese sector en los países más pobres. «Es necesario producir para alimentar», subrayó Barnier, en referencia a la competencia del cultivo para biocombustibles.
Pero, pese a las críticas, la UE, que sí suprimirá las subvenciones a los cultivos destinados a la producción de biocarburantes, no tiene previsto modificar ni suspender sus proyectos basados en esta fuente de energía alternativa.