Ejecutivos de las grandes petroleras declaran ante el Congreso de EE. UU. por los elevados beneficios del 2007

Óscar Santamaría

ECONOMÍA

02 abr 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Los directivos de las cinco compañías petroleras más grandes de Estados Unidos afirmaron ayer que ellos no tienen la culpa de los altos precios del crudo y defendieron que las ganancias de sus firmas, que el año pasado se dispararon hasta los 123.000 millones de dólares, entran dentro de lo normal. Lo que llama la atención es que al mismo tiempo reciben subsidios y disfrutan de exenciones fiscales.

El escenario fue una sesión especial del Congreso que busca respuestas para frenar la escalada de los precios del petróleo y sus derivados, una de las causas que más daño está haciendo al bolsillo de los ciudadanos. Sobre todo, los 3,29 dólares de promedio nacional que cuesta un galón (3,8 litros) de gasolina, todo un récord para el país.

«Sé que la gente está preocupada por el aumento del precio de las energías, sé que les está golpeando fuerte, sobre todo a los más pobres», dijo John Hoffmeister, presidente de Shell Oil, pero ni él ni los directivos de Exxon Mobil, BP America, Chevron y ConocoPhillips reconocieron tener culpa alguna en esta situación, negando que los beneficios de las compañías sean excesivos.

«Nuestras ganancias son altas en términos absolutos, pero es necesario ponerlas en el contexto de la naturaleza cíclica y de largo plazo de nuestra industria, así como de las enormes inversiones que requiere», señaló J. S. Simon, vicepresidente de Exxon. El año pasado, recordó, las compañías petroleras ganaron 8,3 centavos por cada dólar vendido, una cifra no demasiado diferente al promedio que ganaron otras multinacionales que forman parte del índice Dow Jones.

No es la primera vez que los legisladores llaman a testificar a las petroleras, convencidos de que los altos precios del crudo -semanas atrás el west texas alcanzó el máximo histórico de 111,80 dólares por barril y ahora se ubica en torno a los cien- tienen algo que ver con las cuentas de resultados. Algunos congresistas han propuesto que las petroleras se comprometan a invertir el 10% de sus beneficios en energías renovables y rechacen los beneficios fiscales -valorados en 18.000 millones durante 10 años- de los que que disfrutan.

Fuentes alternativas

Los ejecutivos señalaron que durante lo últimos cinco años han destinado 3.500 millones a fuentes alternativas. No obstante, se negaron a aceptar una subida de impuestos, una propuesta que fue aprobada en el Congreso, pero que quedó estancada en el Senado. Las multinacionales argumentan que los beneficios fiscales son cruciales para que puedan seguir invirtiendo en exploración, producción y para expandir su capacidad de refinamiento, para depender menos del petróleo extranjero, llegado por ejemplo de países como Venezuela. George W. Bush, desde siempre cercano aliado de los petroleros tejanos, defiende esta postura.