Una «rara» conexión a Internet genera una deuda de 1.600 euros a un lucense

ECONOMÍA

19 oct 2007 . Actualizado a las 03:49 h.

Victorino Folla Domínguez, un policía retirado que reside desde 1993 en la localidad de Paradapiñol, en el municipio de Quiroga, ya no sabe a quién dirigirse para aclarar un extraño problema que le hecho «adeudar» a Telefónica -según calcula- en torno a 1.600 euros, aunque desde hace meses tiene cortado el teléfono de su domicilio, desde donde puede recibir llamadas pero no hacerlas.

Todo empezó, según cuenta, a comienzos del 2005, cuando recibió de Telefónica una oferta para engancharse a Internet. Hasta entonces no podía conectarse, ya que su vivienda, situada en una zona montañosa sin cobertura para móvil, sólo disponía del viejo sistema Trac. «Telefónica me ofreció instalar en mi casa una antena parabólica para tener conexión por satélite, yo acepté y ahí empezaron las complicaciones», explica.

El problema fue que, aunque la conexión a Internet no llegó a funcionar en ningún momento, al poco tiempo empezó a recibir facturas cada vez mayores, al principio de 107, 165 ó 196 euros, y después de 492, 679, 714, 766, 797..., todas ellas en concepto de llamadas metropolitanas. Victorino Folla, que vive solo, asegura que sólo utiliza el teléfono para hacer algunas llamadas interprovinciales a sus parientes, que también vienen detalladas en las facturas, pero con los precios correctos. «En sólo un bimestre me vienen marcadas 778 horas de llamadas y para eso tendría que haber estado hablando por teléfono trece horas al día», comenta.

Los intentos que hizo para arreglar el problema no dieron resultado. «Conseguí que unos técnicos viniesen a examinar la instalación y me dijeron que todo el problema es del descodificador del televisor, que eso interfiere las llamadas y me impide tener Internet, pero esa explicación no me parece nada razonable», dice. Recurrió también a la oficina del consumidor de Monforte y al Instituto Galego de Consumo. Logró que Telefónica reconociese por escrito que no puede conectarse a Internet, «pero eso no impidió que me diesen de alta en Internet dos veces, sin haberlo pedido», afirma. «Una vez llegaron a admitir por teléfono que había un error y dijeron que iban a corregirlo, pero todo siguió igual», añade. Como seguían llegando cuantiosas facturas a las que no encuentra explicación, Victorino Folla ordenó en su banco que no las pagasen. El resultado fue la restricción de llamadas telefónicas a su domicilio y, más recientemente, el aviso de que Telefónica lo ingresará en su lista de morosos. «Lo curioso es que en esa nota sólo me reclaman el pago de 206,81 euros, cuando en teoría les adeudo entre 1.500 y 1.600. La verdad es que no entiendo nada», dice. Todo ello, agrega, sin contar con el problema que le supone tener el teléfono cortado en una zona rural aislada y padeciendo diversos problemas de salud.