Venezuela concluye el proceso de renacionalización de su petróleo

Julio Á Fariñas REDACCIÓN

ECONOMÍA

JUAN BARRETO

Todas las concesiones privadas se han convertido en firmas mixtas El Estado recupera el control de la producción, y se ahorrará 4.000 millones de dólares al año

14 ene 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

Desde el pasado 1 de enero, 32 convenios operativos, es decir, 32 campos petrolíferos que venían siendo explotados en régimen de concesión por multinacionales del sector, entre ellas la española Repsol YPF, han pasado a ser controlados por el Gobierno venezolano. La petrolera estatal PDVSA, será a partir de ahora el accionista mayoritario de todas estas empresas, reservándose un porcentaje del capital que oscila entre el 60 y el 80%. De esta forma concluye el plan puesto en marcha por el presidente Chávez en los últimos meses para aumentar el control sobre los recursos naturales del país, y que supone, en la práctica, la renacionalización de la totalidad de sus recursos petrolíferos. Según el ministro venezolano de Energía y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, esta media ahorrará a su Gobierno un desembolso anual de 4.000 millones de dólares (3.322 millones de euros). Las multinacionales y las operadoras locales que eran titulares de estas concesiones extraían cada día 500.000 barriles -de 159 litros cada uno- de crudo, una sexta parte de la producción del país, en 32 contratos de servicios sobre igual número de campos, que luego vendían a PDVSA. Entre estas empresas estaban gigantes del mercado como la angloholandesa Shell, las estadounidenses ExxonMobil y Chevron -antes ChevronTexaco-, la francesa Total, la española Repsol YPF, la china CNPC, la japonesa Teikoku y las argentinas CGC y Tecpetrol.? Concesiones encubiertas Según Ramírez, los contratos «eran verdaderas concesiones, de privatización. Además -añade- mientras producir un barril propio le cuesta a PDVSA cuatro dólares, en los contratos de servicio durante el 2005 el costo de producción fue de 20 dólares por barril». Los términos precisos del funcionamiento de las nuevas empresas mixtas todavía están en fase de negociación en cada una de las 32 asociaciones. El Ejecutivo venezolano insiste en que las compañías mixtas «siempre deben ser de una gobernabilidad eficiente». Gerentes de PDVSA se encargarán de preparar el cambio en el seno de las empresas. La única compañía que ha preferido no plegarse a las exigencias del Chávez ha sido la estadounidense ExxonMobil, por razones que no precisó, aunque parece obvio que no ha querido crearse dificultades por un contrato pequeño: explotaba junto a Repsol YPF el campo Quaimare-La Ceiba -en el oeste del país-, que produce 16.000 barriles diarios. La solución elegida por Exxon ha sido la de vender su participación, del 25%, a Repsol, que sí se ha asociado con PDVSA, y mantiene así las buenas relaciones con el Estado venezolano para lograr una explotación en Cerro Negro, en la Faja del Orinoco, donde se extraen 120.000 barriles de crudo extrapesado para convertirlos en 108.000 barriles de crudos mejorados. El 42% de ese petróleo alimenta la refinería de Chalmette, en Tejas, Estados Unidos, en otro negocio de Exxon y PDVSA. En la Faja del Orinoco, considerada el mayor depósito de petróleo pesado del mundo, con unos 230.000 millones de barriles, PDVSA tiene asociaciones con multinacionales para producir y mejorar crudo pesado, y ha ofrecido a compañías estatales sudamericanas campos para explotaciones conjuntas. Antes que Exxon, las compañías que decidieron irse lo hicieron lentamente, como a regañadientes, «porque Venezuela sigue siendo un campo atractivo en comparación con zonas de mayor riesgo o coste en Oriente Medio, el Ártico ruso, zonas del Cáucaso o el declinante mar del Norte.