Argentina y Brasil evidencian sus diferencias en la clausura de la cumbre de Mercosur

Agustín Bottinelli CORRESP. | BUENOS AIRES

ECONOMÍA

17 dic 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

Argentina y Brasil pusieron ayer de manifiesto, en la clausura de la XXVII Cumbre del Mercosur, las diferencias que todavía matienen en el plano comercial. Los discursos de los presidentes de ambos países estuvieron llenos de reproches, por lo que la cumbre apenas dejó, en el plano de los avances, poco más que el ingreso en la comunidad económica de tres nuevos miembros: Colombia, Ecuador y Venezuela. Fue el presidente argentino, Néstor Kirchner, quien se mostró más duro en su discurso de clausura. «Los beneficios no pueden tener una sola dirección. El Mercosur -dijo- tiene que constituirse en un bloque de asistencia recíproca, sin ignorar las asimetrías existentes ni perjudicar a los sectores internos de los países porque lo que afectaría es su propia integración». Para terminar, fue aún más lapidario con sus socios y les reprochó que «el nivel de compromiso que se manifiesta entre los presidentes no se traduce después, cuando las decisiones iniciales no se reflejan en las mesas de negociaciones posteriores, donde parecen prevalecer las necesidades locales sobre las regionales». Discurso más comedido Por su parte, su homólogo brasileño, Luis Ignacio Lula da Silva, que encabezó las sesiones con templanza tras sufrir el jueves la muerte de un medio hermano, fue algo más comedido en su discurso y, tras enunciar algunos de sus objetivos, se limitó a reclamar «un Mercosur para millones de latinoamericanos». En este escenario, quedó poco de esta Cumbre, salvo los nuevos miembros y acuerdos arancelarios con India y Sudáfrica. Los asistentes se retiraron de Brasil con una sensación: si la situación entre Argentina y Brasil no se arregla, el Mercosur está destinado a fracasar.