Los mercados se preparan para recibir 42.000 millones en salidas a Bolsa

Mercedes Mora REDACCIÓN

ECONOMÍA

El número de opvs se ha multiplicado por cuatro en el segundo trimestre y ya supera al del 2003 El inversor es ahora más exigente y no está dispuesto a pagar cualquier precio.

07 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Tras dos años de vacas flacas, las ofertas públicas de venta vuelven a asomarse con fuerza al parqué. La recuperación bursátil ha animado a muchas empresas a rescatar de sus cajones los viejos planes para debutar en Bolsa, aparcados durante la crisis. Las cifras no engañan: entre enero y junio de este año se han llevado a cabo en Europa un total de 151 opvs, frente a las 144 registradas en el conjunto del 2003. Los datos tampoco dejan lugar a dudas sobre el incremento del volumen que se ha movido en esas operaciones: un total de 13.968 millones de euros, más del doble del importe que representaron las salidas a bolsa que se llevaron a cabo durante el pasado año. Con todo y, pese a lo esperanzador los datos, los números están todavía lejos de las espectaculares cifras que se registraron en 1999 y 2000 -en plena fiebre inversora por los valores tecnológicos-, cuando la cuantía de las operaciones alcanzó casi los 100.000 millones. Acortar distancias Pero, esa distancia tenderá a acortarse en los próximos meses. No en vano, los analistas calculan que, hasta finales de año, unos 42.000 millones de euros harán su entrada en los parqués europeos, siempre y cuando la escalada del petróleo no acabe frustrando los planes de las compañías para su bautismo bursátil . Los expertos coinciden en afirmar que el mercado parece haber recuperado el apetito por este tipo de operaciones, pero también advierten de que los inversores han aprendido de los errores del pasado. Subrayan que las operaciones realizadas en lo que va de año han sido bien acogidas, pero aclaran que esto no implica, ni mucho menos, que se haya regresado a la época de locura colectiva de finales de los noventa. El éxito de las primeras privatizaciones realizadas en España llevó a los inversores a asociar el concepto de nuevo con pingües beneficios. En pocos meses, e incluso el mismo día del estreno en Bolsa, era posible alcanzar rentabilidades meteóricas. La situación se desmadró con la fiebre tecnológica, obligando incluso a las autoridades bursátiles a cambiar las normas del primer día de cotización. La especulación alcanzó tales niveles que muchos ahorradores llegaron a comprar acciones en los días de estreno a unos precios que luego nunca más volverían a alcanzarse. Ahora, con la experiencia como compañera de viaje, los inversores no aceptan cualquier tipo de operación y, sobre todo, no están dispuestos a pagar cualquier precio. El caso Probitas Un buen ejemplo de lo anterior lo constituye la frustrada salida a Bolsa del grupo Probitas Pharma. A mediados del pasado mes de julio, y a sólo dos días de su estreno en el parqué, la compañía farmacéutica decidió suspender la operación. El proceso estaba sólo a falta de la fijación del precio de colocación de las acciones. Los vendedores, fondos de capital riesgo del grupo Santander Central Hispano y del Deutsche Bank, no encontraron inversores que pagaran un precio acorde a la rentabilidad que querían obtener y, de acuerdo con la familia Grifols, optaron por retirar la oferta.