«Nos trataban como a esclavos»

Mario Beramendi Álvarez
Mario Beramendi SANTIAGO

ECONOMÍA

ÁLVARO BALLESTEROS

La firma defiende su inocencia y su legalidad. Pero los ex empleados relatan unas condiciones de trabajo propias de una factoría de Manchester en el siglo XIX

17 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Era un día laborable más. Y el timbre sonó de repente. Cesáreo González corrió junto a sus compañeros y se refugiaron en un cuarto en el que se guardaban las pinturas del lacado. A hurtadillas, sin hacer ruido, se escondieron. En la nave acababa de entrar una macroinspección de Trabajo. En Exlabesa, según denuncian sus ex empleados, cada vez que llegaban los controles de la autoridad laboral sonaba una alarma, una especie de timbre. Y todos sabían lo que debían hacer. Alguno, como G.H., de 26 años, recuerda que tuvo que escaparse en una ocasión por la parte de atrás de la nave y estar hasta dos horas en el monte, a la intemperie. Cesáreo González está dispuesto a testificar. No tiene ánimo de venganza. Y sólo pretende que se haga justicia. Recuerda turnos laborales de hasta 11 horas diarias. Algunas jornadas eran de noche. Y evoca con resignación las ocho horas de trabajo de cada sábado, que muchas veces ni se cobraban. «Nos trataban como a esclavos», denuncia. Reacción Exlabesa insiste que todos estos testimonios son falsos, que siempre ha actuado de forma legal y que toda la denuncia es una trama urdida por una empresa de su competencia, Aluminios Cortizo. Pero las actas de las propias inspecciones de trabajo parecen contradecir esa teoría. Exlabesa acumula ya multas por valor de 600.000 euros. Junto a Cesáreo González, hay otros dos empleados jóvenes. Prefieren ocultar su nombre. Pese a que Exlabesa niega estos hechos, ambos trabajadores explican cómo el grupo cambia continuamente a los empleados de firma. «Tienen un entramado; nunca sabes que compañía te paga; luego vas al paro, pero trabajas. Y te vuelven a contratar», denuncia uno de los chicos. El asunto se halla ahora en la vía penal, debido a la querella criminal presentada por UGT contra los administradores del grupo, Fernando y Francisco Quintá. Ahora será la Justicia la que tendrá que dictaminar si en Padrón hay normalidad o se ha vuelto a los tiempos en que nació la máquina de vapor.