La Xunta busca inversores para el oleoducto y Méndez acepta el reto

La Voz

ECONOMÍA

Tojeiro, Fernández Somoza y Fontenla explicaron a los estudiantes las claves del éxito en la empresa

25 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Esa misma tarde, el director genaral de Caixa Galicia, José Luis Méndez, se mostraba dispuesto a brindar la colaboración de la entidad bancaria para este proyecto «y cualquier otro que ayude al desarrollo económico de Galicia», declaró a La Voz de Galicia después de pronunciar una conferencia sobre el perfil del empresario del siglo XXI. Yuste, por su parte, anunciaba una reunión inminente con las autoridades del Principado para comenzar a valorar un proyecto que cerraría la red de oleoductos española. Las miradas de los estudiantes de Económicas y Empresariales, sin embargo, buscaban con curiosidad los consejos de tres hombres que conocieron el éxito en el mundo empresarial. Roberto Tojeiro, presidente de Gadisa e impulsor de la planta de regasificación de Galicia, fue breve y buscó el tarro de las esencias. Sólo tres principios para guiar la actividad emprendedora: humildad ¿«No he visto nunca a ningún soberbio llegar nunca a ningún sitio», dijo¿, comprensión ¿«Hay que ser padre, confesor y juez»¿ y respeto. También comentó que la psicología con los interlocutores es una virtud fundamental. «Cuando se dirigen a mí, me fijo más en sus ojos que en lo que dicen», confesó. Directivos Luis Fernández Somoza, presidente de Transportes Azkar, recordó con pinceladas de retranca que cuando retomó el timón de Azkar en los 90, en medio de una crisis que amenazaba la continuidad de la empresa, lo primero que hizo fue echar a la calle a todos los directivos. «A xente que arruina algo é incapaz de arregalo», despachó. ¿Y a quién recurrió para arreglarlo? «Á xente normal que estaba na empresa e que tapaban os outros, ás persoas que sufren os problemas e que poden aportar solucións realistas». El gusto de Fernández Somozas por la gente corriente le viene desde que tenía once años y aprendió de los conductores mucho de lo que hoy sabe de transporte. Empezó con un motor de cuatro cilindros de Eduardo Barreiros y terminó con cerca de 5.000 empleados a su cargo. Pero sigue diciendo que, cuando quiere hablar con gente que sabe, «teño que voltar á aldea». De esa sabiduría galaica extrajo un ejemplo para ilustrar la voluntad que hace posible lo imposible. Camino de la parada, una hija le dice a su madre que van a perder el autobús. La mujer responde: «Sí, pero ímolo perder correndo». Antonio Fontenla, presidente de la CEG, quiso ilustrar la complejidad de ser empresario en una frase de Einstein, cuando alguien le preguntó cómo había conseguido concentrar en una ecuación tan sencilla la complejidad del universo. «La ecuación es sencilla ¿contestó¿ pero llegar a ella me llevó 40 años». Para el representante de los empresarios, su trabajo es una mezcla de esfuerzo, constancia y capacidad para asumir riesgos. A esas cualidades, Fernández Somoza añadió una más. «Hai que ser un pouco profeta», señaló. Economista Mientras, la esposa del homenajeado Eduardo Barreiros, María Dorinda Ramos, agradecía los galardones póstumos a su marido. Cuando le dieron la medalla de oro del colegio de economistas, dijo: «En casa, la economista era yo; Eduardo no le daba importancia al dinero. Tan sólo como un instrumento para conseguir sus fines».